Manino volvió en época de pandemia: Berni lo hizo

Si las controversias acompañan la vida pública de Sergio Berni, que Rodolfo Iriart (más conocido como Manino) haya llegado a colgarse de alguna chapa de dudosa representatividad, no hace más que aumentar la polémica figura del ultra kirchnerista y actual ministro de Seguridad de Axel Kicillof.

Berni acaba de cruzarse con Eugenio Zaffaroni, en términos que inusualmente se conocen en forma pública. El enfrentamiento entre ambos, de llegada directa a Cristina Kirchner, ha ganado el centro de la escena política. El diferendo ideológico es un manifiesto de características irreversibles sobre un tema excluyente: la liberación masiva de presos.

Iriart llegó flojito de papeles, como siempre. Tuvo una incipiente participación en 2015 como funcionario del ex intendente Gustavo Pulti. Armó operativos inexistentes, cuyo objetivo era alejar el temor a la inseguridad, que se vivía en los primeros meses del año electoral, que asomaba con una intensidad propia de elecciones generales, nacionales, provinciales y municipales.

Necesitaba cámaras de televisión y fotos para generar títulos, promoviendo mediáticamente una gestión que eximiera a Daniel Scioli como responsable desde su gobernación. Así participó de la “búsqueda” de una menor que se daba por desaparecida en Batán. En la vecina localidad hubo una maniobra, que apuntó a un registro puerta a puerta de domicilios, del cual participó Iriart en su papel de “hombre fuerte”.

En ese tan breve como intrascendente lapso, que duró en funciones se acopló al fiscal General Fabián Fernández Garello, a quien usó de pantalla para el anuncio de delirantes proyectos de prevención. Fernández Garello llegaba con la prosapia del poder del Partido Justicialista que cumplía 28 años gobernando la Provincia de Buenos Aires. El fiscal había sido también concejal del Partido de General Pueyrredon. Una foja que iba llenando casilleros como servicio político.

Hoy Fernández Garello, ha sido procesado por delitos de lessa humanidad, ya que se considera probada su intervención en casos de su intervención en el área de Inteligencia de la Policía Bonaerense, entre los años 1977 y 1982.

Manino Iriart y Fernández Garello, fueron funcionales a la política de acompañamiento a la candidatura del gobernador Scioli, a la presidencia de la Nación que obtuvo el ingeniero Mauricio Macri. Desde 1987 hasta 2015, el Partido Justicialista, en función de su poder político en los nombramientos formó los cuadros del Poder Judicial Bonaerense.

En este complejo mundo, de casi tres décadas, político, judicial y policial bonaerense, tanto Iriart como Garello, juegan como experimentados apostadores de partidas, donde siempre hay naipes marcados. Iriart ante una consulta de mdphoy.com “Fue definida como la peor persona que conocí en mi vida”.

Y no faltaron tampoco, las denuncias sobre irregularidades en la entrega de subsidios provinciales, que bajaban de la gobernación sciolista, y que cuando llegaban, su distribución no era en su totalidad sino que eran parciales, lo cual era “vox populi”, como sus manejos en Consorcio Portuario Regional, Administración de Punta Mogotes e IOMA, entre otros organismos que tuteló en Mar del Plata, confirmados por el fiscal Álvaro Garganta.

Tal manejo, mereció que en el multimedios La Capital de Florencio Aldrey Iglesias, se lo mencionara a Manino Iriart como el Mascherano de la política. Pero para tener noción de la desmesura, es necesario aclarar que en ese momento, el futbolista también conocido como el “Jefecito”, era nada menos que el volante central del Barcelona de Lionel Messi en su máximo apogeo.

Ahora Mascherano juega en Estudiantes de la Plata, y a Manino que se hacía conocer como el sheriff (le encantaba que así lo reconocieran), le dieron una placa oxidada en épocas de pandemia, otra película de terror que estamos viviendo.

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