Cuando Samid instaló una parrilla precaria en La Rambla

Fue un escándalo que duró apenas unos días. La explotación de una parrilla era una brillante idea para el perfil de Alberto Samid, capaz de vulnerar cualquier norma, como ha quedado demostrado en esta última semana.

El lugar elegido era la postal de Mar del Plata, frente a los lobos marinos de la Plazoleta Almirante Brown, se alcanzaron a instalar sus carteles como La Lonja y el Rey de la Carne, ofreciendo productos parrilleros al paso y en mesas instaladas sobre la propia rambla. De la misma y hace unos cuantos años desaparecieron los tradicionales copetines con 20 platitos con productos del mar.

En el 2013, el desembarco había comenzado y cuando la temporada alta iba en ascenso, esperaban atraer a millones de turistas que circulan por el lugar todos los años. La ochava del edificio que da sobre la plazoleta con vista al mar que contiene al Casino Central y el Teatro Autorium, era el lugar elegido.

Quién iba a habilitar, a tener control fiscal, quién había cedido los derechos controles de bromatología a semejante monstruo inquietó sobremanera a las autoridades con incumbencia y jurisdicción provincial. El ex gobernador Daniel Scioli y Alberto Samid, compartían horas frente a tableros de ajedrez. Así que no había que extrañar que tal adefesio se consolidara, lo que finalmente no ocurrió, aunque el lugar funcionó con el mismo esquema aunque sin la marca de Samid.

Los mozos que atendían en el lugar admitían en ese momento como un hecho que la parrilla tenía previsto trabajar de sol a sol y coincidió con el momento en que Samid planeaba lanzar la campaña El Gran Banquete, con sus productos, y además instalar un Mercado Central en Mar del Plata que giraría bajo su órbita.

“Samid está en el museo de los esperpentos de la deshonestidad victimizada”, definió el periodista Miguel Wiñazki.