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Tandil la sierra prometida

 

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(Especial Diario La Nación por Martina Rua) “Salí de mi casa a las 7.50 AM, son las 7.58 y estoy sentada en el sanatorio lista para operar”. La que lo cuenta es Laura Villalta, otorrinolaringóloga que llegó a Tandil hace 10 años desde la Ciudad de Buenos Aires en busca de una mejor calidad de vida. Como Laura, y en especial luego de la pandemia, miles de argentinos están buscando un mayor balance entre su desarrollo laboral y personal.

Vivir cerca de la naturaleza, no viajar distancias largas hacia el trabajo, pero sin sacrificar posibilidades de desarrollo laboral y opciones de ocio, son una tendencia global que genera movimientos migratorios desde las grandes ciudades hacia lugares sin bocinazos y con entornos que incrementen el bienestar general.

Dicen que las recetas comunes no sirven, pero Tandil está desarrollando una propia. Los ingredientes son conocidos, pero su integración y combinación le están dando a esta ciudad de 150.000 habitantes una estatura nueva. Siempre reconocida por la belleza de sus paisajes serranos, cuna de tenistas consagrados y, claro, casa de los mejores salames, Tandil se ha ganado en los últimos años el mote del Silicon Valley argentino. Es que, en especial desde hace unos 15 años, se fomenta la creación y desarrollo de empresas y organismos de base tecnológica que generan la atracción (y retención) del talento científico tecnológico.

Hoy, en su 200° aniversario, Tandil se presenta como una ciudad intermedia diversa e innovadora, que cuenta con una serie de características y atractivos destacables propios de una ciudad con altos niveles de calidad de vida del mundo.

Sus paisajes y espacios verdes, su gastronomía, sus eventos y festividades y su creciente oferta turística, la posicionan como una de las ciudades argentinas con más afluencia de turistas y de personas que dejan ciudades más grandes para radicarse en un entorno más amigable. Además, su economía diversificada y un inquieto ecosistema emprendedor, sumada a la creciente oferta educativa, promueven una sociedad del conocimiento, que ya es señalada como faro a seguir desde otras ciudades de la Argentina y otros países.

Polo innovador

Hace sólo 16 años, Tandil contaba con apenas 15 empresas y no más de 300 personas trabajando en el mercado local de tecnología. Hoy, hay más de 2000 profesionales IT trabajando en unas 60 empresas y más de 1100 alumnos inscriptos en la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires (Unicen) para empezar a cursar el primer año de Ciencias Exactas, lo que marca un récord impulsado por la emergencia de empresas de desarrollo de software.

El desarrollo tecnológico, en combinación con sofisticadas propuestas de ocio y servicios, ha transformado a Tandil en una ciudad faro

En la actualidad, la economía del conocimiento es el cuarto complejo exportador de la Argentina después del sojero, cerealero y automotriz. Exporta 6700 millones de dólares y emplea a 485.000 personas (el 7% del empleo formal del país). Cuenta con alrededor de 200.000 profesionales activos e incluye diferentes modalidades tecnológicas, que van desde software y servicios informáticos hasta ensayos clínicos, investigación y desarrollo y biotecnología, pasando por las industrias audiovisuales, publicidad y contenidos, videojuegos, servicios profesionales (ingeniería y arquitectura, economía, estudios de mercado), telemedicina, e-learning y servicios vinculados con el agro.

A este modelo, Tandil le aporta más de 2000 talentos. Hoy, la Cámara de Empresas del Polo Informático de Tandil (Cepit) cuenta con más de 50 empresas de base tecnológica. El 70% de lo que producen esas empresas se exporta a mercados de todo el mundo. Los profesionales y estudiantes, con un promedio de edad de 25 años, ganan sueldos un 30 a 40% encima de la media, en una de las pocas industrias que denota pleno empleo.

El cluster informático demanda todos los meses unos 150 puestos de trabajo. La piedra basal de formación es la Unicen, con su campus, a 10 minutos del centro, que parece propio de las mejores universidades del mundo. Con 8000 alumnos, la mitad de ellos en carreras vinculadas con la producción, en la Unicen se apalanca la vitalidad del ecosistema tecnológico y cada año suma egresados en carreras ligadas con la ciencia y la tecnología.

Un ejemplo: un título intermedio de Ingeniería de Sistemas pasó de tener siete egresados en 2020 a 20 en 2023. La formación en agronegocios con foco en tecnología, conocidos como Agtech, son otra de las carreras en crecimiento en esta zona del país.

Pero los profesionales tecnológicos que florecen en Tandil no trabajan sólo en relación de dependencia o emprendiendo, sino que –según Cepit– ya hay más de 500 freelancers contratados directamente por clientes del exterior y que eligen la ciudad especialmente por su geografía y ritmo desacelerado.

Hoy, hay más de 2000 profesionales IT trabajando en unas 60 empresas en la ciudadMauro V. Rizzi

Trabajan por proyectos y apuestan a una vida nómada, facilitada por la era laboral híbrida. Quienes se mudaron desde Buenos Aires hablan del “paraíso tandilense” en el que no hay que viajar dos horas por día para poder compartir una reunión en la oficina. Y, de vuelta, no es un único factor, sino la conjunción que genera este parecer: menos gastos, menos inseguridad, más tiempo de calidad.

Hace sólo algunas semanas, la inauguración del nuevo edificio de Globant, el unicornio tecnológico, no pasó desapercibida en la ciudad. El iconic building se presenta como el “primer edificio inteligente’, y aspira a conseguir con su nueva sede una certificación que sólo tienen otros cuatro edificios en el país; éste sería el primero fuera del AMBA.

Hoy, hay más de 2000 profesionales IT trabajando en unas 60 empresas y más de 1100 alumnos inscriptos en la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires (Unicen)

El proyecto también está preparado para obtener la certificación WELL, que busca medir el impacto en la salud y conseguir el bienestar de los empleados que trabajan en el edificio. Por ejemplo, los espacios de cowork incluyen escritorios móviles que se elevan a medida y las salas de reunión tienen sensores de dióxido de carbono para procurar una buena circulación del aire, entre otras medidas.

En el subsuelo se encuentran los vestuarios, una sala wellness, un lactario. La construcción está pensada con un diseño sustentable, que interpreta el clima y optimiza los recursos naturales y los sistemas de edificación, con el fin de minimizar el impacto ambiental de los edificios sobre el medio ambiente y los habitantes. Junto a Unicen y Cepit, Globant participó en la creación de nuevas ofertas de nivel superior, dos tecnicaturas universitarias y una terciaria nocturna. Además, desarrolló una Licenciatura en Gestión de Negocios Tecnológicos y colaboró en la creación de un colegio secundario con base tecnología.

Pero el polo tecnológico es mucho más que software y se encuentran empresas emblemáticas de la ciudad con tecnología más industrial, como Redimac, que fabrica piezas para aviones, o Plásticos Giosa, que del conurbano bonaerense llegó al Parque Industrial Tandil con una planta de producción de 850 metros.

Hay también nuevos emprendimientos de biotecnología para el agro y la ganadería, fundamental para atender a las economías locales de Tandil y pueblos cercanos. “La dinámica de la ciudad, más que estabilizarse, se va a seguir acelerando. El trabajo asociativo atrae a capitales y personas que ven que en Tandil se concretan los proyectos”, dice Agustín Usandizaga, presidente de la Cámara Empresaria de Tandil, que ya cuenta con 1600 socios, donde se nuclean comercio, servicios, industria y producción.

El crecimiento del polo tecnológico demanda más y mejor infraestructura de conectividad y por eso se está ampliando el tendido de fibra óptica en la ciudad. En ese sentido, se creó el Nodo Tandil en la Cámara Argentina de Internet, con todos los actores confluyendo en el desarrollo junto a los proveedores de internet locales, para mejorar la infraestructura en comunicaciones.

A pesar de todo el abanico de oportunidades, la tasa de desocupación en Tandil es de 3,7%, según datos de la Encuesta de Hogares y Empleo 2021, lo que refleja que trabajar en el reentrenamiento de habilidades y capacitación en nuevas tecnologías puede ser una vía para incluir en el mercado laboral a esta porción de personas que buscan activamente trabajo.

La triple T

Como en las mejores recetas, no es un ingrediente el que resalta, sino la combinación armónica de ellos, en este caso, son tres T que todo el mundo repite: tiempo de calidad; territorio de naturaleza y cercanía, y tecnología, que impulsa el crecimiento innovador de la ciudad. La cercanía del trabajo, junto al espacio verde y la gran oferta educativa, es una de las grandes virtudes que señalan sus habitantes. Ir del trabajo al gimnasio, del parque al colegio o de un restaurante al club toma menos de 15 minutos en la mayoría de los casos.

Sofia Sala es cirujana especialista en flebología, hace 10 años vino a vivir a Tandil junto con su marido, que tenía la idea de volver a su ciudad natal. “Estaba agotada de la vida en la Capital, no me costó tomar la decisión. Sin embargo, al principio sí me costó entender el nuevo ritmo, me impactó que todo se paraba en el horario de la siesta y luego me di cuenta de que esa era la calidad de vida que buscaba. Hay tiempo para uno, una comunidad abierta, más tranquila en general, donde hay un pulso que es cero negativo”, describe Sofía, mamá de dos hijas de 7 y 8 años.

La creación y el desarrollo de empresas y organismos de base tecnológica generan la atracción del talento científico.

La crianza de los hijos al aire libre, con mucho deporte y sin temor a la inseguridad, es una de las razones de mayor peso que impulsa a quienes llegan desde ciudades capitales. “Trabajamos muchísimo, pero así y todo puedo desarrollarme profesionalmente sin sacrificar el tiempo con mi familia; cuando pongo en la balanza todo eso, reafirmo mi elección”, agrega la médica.

Maximiliano Cortés es el director de Delivery de Globant, y está a cargo de las oficinas de Tandil, Mar del Plata y Bahía Blanca de la empresa. Su historia personal resume el presente que atraviesa la ciudad. Oriundo de Bahía Blanca, y luego de vivir por más de 15 años en Ciudad de Buenos Aires, le hizo una propuesta a la compañía de desarrollo de software Grupo Assa (GA), donde trabajaba, para abrir una sede en Tandil. Fue hace 13 años, con la idea de criar a sus hijos en un mejor entorno.

“Abrimos la sede pensando en ser 60 personas trabajando para clientes internacionales y llegamos a ser 160 cuando en el 2020 fuimos adquiridos por Globant. Como papá de cuatro hijos, el entorno de mayor calidad de vida guiaba y guía nuestra elección”, dice Cortés. En Tandil, presidió durante cuatro años la Cepit y hoy organiza varios de los eventos anuales de innovación que tiene la ciudad. “Gracias a la gestión asociada público-privada, se generan muchísimas actividades. Una interesante con la que estoy colaborando es Flama, una semana del conocimiento, que se afianza como evento innovador para acercar el conocimiento a toda la población”, dice.

No es sólo por su geografía privilegiada. Hay buena infraestructura. Entre nivel inicial, primario, secundario, superior no universitario y universitario, la ciudad suma 163 establecimientos, y cuenta con 28 centros de salud. Aunque no existe un registro exacto de cuántas personas están llegando para quedarse, se puede observar un crecimiento sostenido año tras año en medidores de luz residenciales, y todos hablar de “caras nuevas” que aparecen en el trabajo y en las escuelas.

“Yo me vine buscando un lugar a donde criar a mis hijos y la verdad es que lo encontré. Es posible tener calidad de vida, optimización del tiempo y desafíos profesionales. Vivo en el interior y trabajo a cinco minutos de mi casa, y estamos dando servicios para empresas líderes en el orden mundial. Y para mis chicos resulta ideal. Amo Tandil y todo lo que pasa acá”, cierra Cortés.

Laura Villalta era jefa de residentes en otorrinolaringológica del Hospital Italiano cuando empezó a soñar con un cambio de vida, menos apurado, más equilibrado. A esta aventura se lanzó sola, confiando en las amistades que tenía en la ciudad. Hoy en pareja, tiene una hija de un año y medio y resalta cómo el tiempo “rinde” para todo. “Entre mi casa y el sanatorio tengo menos de 10 cuadras. Aprovecho y me programo ir al hospital, almorzar con mi hija, pasar a tomar mate con una amiga, hacer consultorio y entreno fútbol, estas distancias me permiten no resignar nada. Y si hay una urgencia, en cinco minutos estoy”, dice.

Convicción del bien común

Siempre se mira a Israel cuando se habla de modelos exitosos de cooperación privada, estatal y educativa. Es que a través de ese tridente, cuando es virtuoso en conversaciones, acuerdos y esfuerzos compartidos, es que se concretan proyectos de impacto. Esto en especial es lo que señalan todos los consultados como el secreto tandilense.

“Si hay trabas, se bajan, si hay desacuerdos, se hablan, si hay intereses enfrentados, se negocian. Se busca la complementariedad y se avanza en conjunto con una convicción del bien común por sobre el individual. Así, la cooperación de todos los actores es una de las principales razones que explican el presente de esta ciudad”, dice Usandizaga.

Por ejemplo, la Cepit, junto con el Municipio de Tandil desarrollaron un plan estratégico de desarrollo tecnológico y facilitaron el apoyo para que las empresas de base tecnológica se instalen en Tandil. Son las tres patas conjuntas: municipio, privados y la Unicen, que juntas dieron el marco para que el polo sea realidad. Ese triángulo de academia, empresas y municipalidad sale en cada conversación. Cada uno de los actores del ecosistema pone el acento en la vinculación convergente, para que los proyectos puedan llevarse a cabo y se pueda planificar más allá del corto plazo.

Usandizaga resalta de esta convergencia a la Agencia de cooperación e inversiones, donde se impulsa la agenda internacional de la ciudad. “Pasamos de ser una ciudad con turismo a una ciudad turística, con planes estratégicos para que eso ocurra; se creó el Instituto Mixto del Turismo, desde donde municipio y privados desarrollan políticas turísticas que están transformando los espacios y los servicios”, cuenta.

Respecto de la colaboración entre los actores, Oscar Teruggi, jefe de gabinete de la Municipalidad de Tandil, explica: “Este crecimiento encuentra su génesis en la decisión del gobierno municipal de adoptar como pilar de desarrollo la lógica de la gestión asociada, que promueve un trabajo asociativo con todos los actores y sectores de la sociedad. Esto potencia la horizontalidad en la toma de decisiones y mejora la práctica democrática, así hemos incorporado a toda la sociedad en el diseño de las políticas públicas del Tandil del Bicentenario”, dice.

Ejemplo de esto es el Acuerdo del Bicentenario firmado con la universidad y más de 100 instituciones locales, el Instituto Mixto de Turismo, la Cepit, la Usina Mixta de Tandil y la Cooperativa Vial, entre otros. Consultados por la falta de transporte aéreo, Teruggi cuenta que tanto el aeropuerto como las pistas están listas para funcionar, pero falta avanzar en la conversación con las aerolíneas para cubrir este tramo cada vez más frecuentado que, en auto desde Buenos Aires, demanda casi cuatro horas.

En ebullición

Los desarrollos y proyectos que vendrán a esta ciudad en los próximos años se cuentan de a decenas, y los hay de todo tipo. Por ejemplo, a fines de este mes se realizará el programa inmersivo NextHumans, en el que, durante tres días, quienes participan conocen y experimentan de qué forma las últimas tendencias en tecnologías de vanguardia, ciencia, arte y su convergencia están cambiando al mundo.

“Elegimos hacerlo en Tandil porque, además de darnos un marco lindísimo en medio de las sierras, es un polo tecnológico que está empezando a emerger y tiene el ecosistema adecuado para que los asistentes cambien su modelo mental para convertirse en líderes exponenciales”, dice Agustina Paz, directora de NextHumans y embajadora de Singularity University en el país. En proyectos de Real State, el grupo Faro Verde está haciendo un gran despliegue.

Dueños de los complejos turísticos Mulen Hotel, Hostería La Cascada y el restaurante italiano Basílico, están contruyendo un complejo de viviendas y oficinas con foco en diseño sustentable de más de 12.000 metros cuadrados, en un proyecto que ya tiene edificios terminados. Trabajan también en un centro de día para adultos mayores.

¿Por qué en Tandil? “Porque tiene la particularidad de contar con economías internas al territorio, hay ciertas facilidades para el desarrollo de los negocios, proveedores de calidad que trabajan de manera profesional, cada vez más especializados, hay una muy buena vinculación entre las empresas, la parte pública y la universidad, entonces esa red virtuosa nos permite avanzar en conversación permanente con la comunidad local”, describe Leandro Venacio, gerente general del grupo.

En educación alternativa llegará Incube Montessori, startup con foco en el diseño, construcción y gestión de guarderías Montessori en empresas, coworks y parques industriales, para que las personas puedan ir a sus trabajos con sus hijos de 0 a 3 años. Su cofundador, Felipe Mendiguren, nació en La Plata, pero dice que es tandilense de corazón. Luego de viajar junto con su esposa y tres hijos por el mundo durante años, volverá pronto a vivir a Tandil, donde se inaugurará del segundo ambiente Montessori, luego del desembarco en un coworking en la Ciudad de Buenos Aires. Más tarde, apunta a España, México y Uruguay. “Buscamos resolver la falta de calidad educativa en primera infancia, la conciliación familiar, y ayudamos en la equidad de género de oportunidades laborales y profesionales”, dice Mendiguren.

En noviembre volverá el evento Flama, pero recargado. Lanzado el año pasado en conjunto por la Cámara de Empresas del Polo Informático de Tandil, Apymet y otras empresas, acompañadas por el municipio y la Universidad Nacional del Centro, son las organizadoras de este encuentro que busca llevar el conocimiento a toda la comunidad de la ciudad. Este año se centrará en capacitaciones, conferencias y muestras en torno a educación, tecnología, industria, bienestar, planeta, diversidad y cultura.

Algo está pasando en Tandil, y luce y se siente como la cara opuesta a buena parte de otras localidades del país. Y aunque los ejemplos de desarrollo y bienestar son bien concretos y palpables, lo que sobrevuela es un aire abstracto que cae como un manto y transforma a una ciudad en la sierra prometida: un sentido de comunidad que salta el pozo del individualismo en pos de un sueño de bienestar que construye una Argentina de largo plazo.

Martina Rua

Diario La Nación

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