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Se ríe de los jubilados


 

Hace sólo 2 años se creyó que Raverta era la probable política que rompería la regla de que los marplatenses no eligen peronistas para la intendencia. Por sólo 3 % (9.500 votos) perdía ante Guillermo Montenegro que zafó de la ola kirchnerista, que en 2019 arrebató la Nación y la Provincia a Mauricio Macri y María Eugenia Vidal en Nación y Provincia, respectivamente.
Tras ocupar su banca de diputada nacional y ser funcionaria de Axel Kicillof, pasó a rápidamente a ocupar la titularidad como directora ejecutiva de la ANSES, designada por Alberto Fernández, y obviamente, sostenida por Cristina Fernández de Kirchner. Fue como una avanzada de CFK sobre AF, no es un dato menor.

El cargo requería amplias garantías y Raverta las reunía, tiene la última firma de la mayor caja de la Nación, indispensable para hacer política grande. En sólo 2 años entre 2019 y 2021 el Frente de Todos perdió 70.000 votos en General Pueyrredon. Y ya para Raverta, el objetivo de llegar a la codiciada intendencia marplatense se convirtió casi en un imposible, y a esta altura sería obra de un milagro. No renovó ni las bancas que puso en juego el 14 de noviembre.
Además ha sabido ganarse la antipatía de los máximos referentes del PJ, a quienes bloqueó de cualquier intento de participar o abrir la lista del kirchnerismo. Así hoy el resultado es el reduccionismo de su línea política.

Ya no gana ni la ciudad, ni la V Sección, ni la Provincia ni la Nación, y nadie apela a cortar la hemorragia ni hay torniquete que valga. Se va devaluando esa presencia política que reapareció con fuerza en el 2019.

 

Su cometido en la ANSES ha sido castigar a jubilados, que han accedido a sus haberes jubilatorios a través de 30 años de trabajo reales, o en muchos casos hasta con el equivalente a 50 años de aportes genuinos, luego de una vida depositando en distintas cajas.

Ese mismo capital que le permitió a las ANSES jubilar sin aportes, con moratorias, asignaciones de diversos tipos, otorgar bonos, planes especiales, subsidios, sumas fijas no remunerativas sólo a quienes cobran la mínima. Es decir que penaliza a quienes han logrado efectuar aportes que permiten exceder una mayor jubilación que la mínima.

Es como aplicar el cepo a las cuotas para viajes al exterior, que usualmente son planes destinadas a la clase media. O no dar factibilidad a barrios de 500 viviendas, o muchas más en toda la provincia que son viviendas construidas en una modalidad de inversión propia, sin intervención del Estado.

En un año y medio de gestión siempre tuvo la roja en la mano, para resolver de manera implacable ajustar a partir de los haberes jubilatorios medios y máximos. Sólo hubo una excepción y se trata de su mentora. Cristina Elisabet Fernández que no sólo cobró la suya, sino también la de Néstor con los retroactivos e intereses respectivos.

Incluso desistiendo de órdenes judiciales, que volvían improcedentes los reclamos de la ex presidenta. Sumas multimillonarias ($ 2.000.000.- mensuales) que cuida muy bien Raverta, están en salvaguarda contenidos en la órbita que maneja.

Ahora hay que requerir a un experto en liquidación de haberes jubilatorios, para saber cuál es el perjuicio económico que le han causado a millones de pasivos que cumplieron con la ley. Es claramente un ánimo de discriminar, segregar y hacer un abuso de poder discrecional, a través de una metodología siniestra que ya ha excedido todos los límites al excluir a jubilados con todos los aportes hechos.

La mayoría pasa necesidades y deben seguir trabajando como cuenta propia. A quién se le ocurre segmentar módicos montos fijos no remunerativos, como ahora con el bono de los $ 8.000.

Es decir que práctica un achicamiento de hecho de la pirámide de haberes jubilatorios, practicando además de un brutal ajuste, que además lo hizo ya dineros con ajenos.

Las limitaciones y restricciones en este bono de Navidad, es ya directamente intolerable, ya que lo dispuso en un marco de explosiva emisión y en un contexto inflacionario. Siempre con una sonrisa de angel face, es una verdugo en realidad, ya que la aplicación de los aumentos constituye una verdadera sentencia.

Ya parece una burla porque sostener que por fin los jubilados le ganaron a la inflación, más allá de las actualizaciones trimestrales que no contemplan el índice de actualización de precios como componente de la fórmula, que encabezan los alimentos, indispensables para mayores de 60 años, no sólo en cantidad sino en calidad de los nutrientes.

Como los jubilados no tienen sindicatos ni paritarias ni cortan las calles, directamente se los condena.
Jorge Elías Gómez

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