Política

Scioli se reunió con Cristina y hablan de un plan de contingencia por si Massa no juega

Daniel Scioli vivió la asunción de Luiz Inacio Lula da Silva como mayor optimismo que el habitual. Días antes había estado en Buenos Aires donde se reunió con Cristina Kirchner. Y escuchó de ella las palabras que el embajador más quería escuchar: “salí a caminar para la elección que se viene”.

Scioli quiere una revancha después aquella elección de 2015 en la que perdió por poco menos que tres puntos con Mauricio Macri. Tras la reunión con la vicepresidenta activó a los suyos para reflotar el sciolismo. “Cuando llegue el momento, veré si estoy para ser candidato”, dijo esta semana el embajador, siempre enigmático y cauteloso.

Cristina le pidió a Scioli que para temas de la provincia abra un canal de diálogo con el líder de Ensenada, Mario Secco. En tanto, para el vínculo con los intendentes le dijo que hable con el diputado nacional Julio Pereyra, de Florencio Varela.

En el kirchnerismo ven a Scioli como un plan de contingencia o un plan B, ante la posibilidad de que Sergio Massa decida no ser el candidato a la presidencia. Pero no es el único. Cristina en privado manifiesta su molestia cuando le insinúan que se equivocó al elegir a Alberto Fernández. “Dicen que siempre elijo mal. Bueno ahora no voy a elegir, vayan todos a las PASO”, contesta.

Cristina acaso se haya entretenido con la visita de Scioli porque los interlocutores que le marcó son al menos extraños. Secco está en un pésimo momento en su relación con La Cámpora y Pereyra es casi el único jefe del Conurbano que se mantiene cerca de Alberto.

Mientras tanto, se sabe que Massa tiene con Máximo Kirchner un alianza muy fuerte que se fue consolidando desde que el líder del Frente Renovador llegó al Congreso. En cuanto a Cristina: mantiene cierta distancia con el ahora ministro, pero en los últimos meses ofreció varias señales de apoyo. “Esta haciendo un gran trabajo”, dijo semanas atrás en un acto de la UOM en Pilar. Antes había dicho que si se trataba de discutir poder lo hacía con Massa, Pérsico o Daer, no con Alberto. Es lo más parecido a un reconocimiento de entidad política que se puede esperar de la vicepresidenta, nunca generosa en repartir elogios.

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