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Scioli es la casta de pura cepa y Milei lo metió en su bolsa

Carlos Menem lo insertó en el ámbito del gasto público. Y con más de tres décadas en funciones es un caso paradigmático. En Mar del Plata el “Pichichi” se somete al test de la Bristol, en la vereda del Hotel Hermitage. Allí, los aplaudidores de turno, son transportados en colectivos escolares, para formar parte de las sonoras demostraciones.

Con Gustavo Pulti en la intendencia y Scioli en la gobernación, Florencio Aldrey Iglesias dispuso de bienes y recursos extraordinarios. Se asoció a Néstor Otero en la nueva Terminal (denominada Eva Perón), montó un shopping con su nombre y hasta operó un casino clandestino bajo una concesión de hecho otorgó el Instituto de Lotería y Casinos.

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Los bolsones casi inexpugnables formados bajo los años dorados del kirchnerismo, tienen a Scioli como el mayor referente en estos manejos de presupuestos aprobados que no fueron volcados a hospitales, escuelas, rutas, seguridad. En 2015 lo sucedió María Eugenia Vidal quien sólo expresó “Recibimos una provincia que nos duele”. Una vergüenza.

Cuatro años después Axel Kicillof superó a Vidal muy cómodamente. Heidi tuvo una salida que sonó a excusa, como su traslado político a CABA. En realidad fue un reconocimiento al profundo rechazo que provocó entre los bonaerenses quienes le sacaron bolilla negra. Kicillof ganó la reelección sin transpirar.

El fenómeno Milei enarboló el combate contra la casta, cuando aparecen evidentes signos de desgaste, promueve la incorporación de Daniel Scioli a través de Guillermo Francos, con funciones pero sin recursos, una figura que lo vuelve más peligroso aún.

Quién era Guillermo Francos durante la gobernación de Daniel Scioli. El presidente del Banco de la Provincia de Buenos Aires designado por Daniel Scioli. ¿Quién sucedió a Guillermo Francos en el Banco de la Provincia de la Provincia de Buenos Aires?, Gustavo Marangoni.

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Gustavo Marangoni como presidente del Banco de la Provincia de Buenos Aires, fue el jefe de campaña de la campaña de Scioli presidente 2015. El cargo de Marangoni resultó una pantalla para desviar fondos para el candidato del Frente Para la Victoria. Allí se integraron además Karina Rabollini, Lorena Scioli, José “Pepe” Scioli y Nicolás Scioli. Hicieron un estrago funcionando como órganos vitales.

Rabollini fue designada como presidenta de la Fundación Banco Provincia cuyos objetivos eran la asistencia de los hospitales y escuelas públicas bonaerenses. Obvio que desde esas arcas bancarias salió parte del financiamiento para la campaña del hombre de La Ñata a la Casa Rosada.

Marangoni hoy se pasea por canales de televisión haciendo gala de su profesión de politólogo, con la cual sin embargo trepó al manejo de la principal institución bancaria del país, luego del Banco de la Nación. Scioli mediante esa usurpación política tuvo el comando de su carrera frustrada por escaso porcentaje a manos de Mauricio Macri en 2015.

 

Es claro que el implacable ajuste que recae sobre jubilados, trabajadores de clase media y baja deja exentos a políticos de la peor calaña, que tuvo en Mar del Plata a uno de sus máximos exponentes como Rodolfo Manino Iriart. Todos aspiran y pretenden volver a esa suerte de posición privilegiada.

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Esa masa enquistada en el poder político con estructuras funcionales a saquear fondos públicos. Iriart con vaquillonas que donaba Samid hacía asado con cuero que compartía con la militancia. Rabollini era quien cortaba las costillas. Las frustraciones y el alcance de las mismas, llega cuando truena el escarmiento. Un límite que no está lejos.

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