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Panorama político: Una duda se instala en Juntos mientras los intendentes le hacen la paritaria a Massa

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Mientras que en el oficialismo los intendentes presionan por recursos para asegurar su aporte a la táctica de empujar desde los territorios la boleta de Sergio Massa con el objetivo de transformarlo en el candidato individualmente más votado de las PASO, en la oposición comienzan a agrietarse dos certezas: la supuesta supremacía de Patricia Bullrich en la Provincia y la performance de Javier Milei, que todos reconocen clave pero sobre la que nadie se pone de acuerdo.

Massa enfrenta un doble dilema, con un componente de gestión y otro electoral. El primero consiste en determinar hasta cuándo ser candidato y ministro. El segundo es la dificultad de estructurar un discurso que contenga al kirchnerismo duro para que Juan Grabois no crezca en exceso y, al mismo tiempo, hablarle al votante de centro derecha –peronista no K, larretista eventualmente perdidoso- que puede ser parte de la cantera de los votos que necesitará en octubre.

Los encuestólogos del riñón del ministro de Economía –que no tiene necesidad de contratar consultoras externas porque maneja sus propios números- dicen que, como sello, UP está hoy unos puntos por debajo de JpC a nivel nacional y unos por arriba en la Provincia. Pero temen que una perfomance demasiado afilada de Grabois les complique el objetivo más inmediato: ser el candidato de mejor rendimiento en agosto, paso esencial para llegar con chances a octubre.

Una clave: en PBA, Massa necesita la tracción de Kicillof y de los intendentes. Una novedad: los alcaldes abrieron una paritaria, bastante usual. Deslizan en ciertos ámbitos que la candidatura nacional no despega y piden dinero para aceitar el aparato que conjure uno de los temores grandes de UP, la baja participación. Es un  fenómeno que usualmente afecta más a los postulantes moderados, aunque en esta elección también a los que reciben voto joven. Alerta Milei.

De los que se trata, dicen en UP, es de evitar el “desgano” de la PASO 2021, cuando el oficialismo perdió 4 millones de votos. En territorio bonaerense la elección se revirtió para la general y hay consenso en que la movilización territorial de los alcaldes tuvo bastante que ver. Las condiciones económicas no habían variado. Ahora, hay un factor extra que los aliena a actuar: a diferencia de hace dos años, también juegan su suerte.

Hay, claro, situaciones puntuales. La Matanza es una: allí hubo que habilitar una tercera lista, de María Laura Ramírez, para restarle votos a Patricia Cubría, la candidata del Evita que desafía al intendente Fernando Espinoza. Algunos sospechan que ese acercamiento con el movimiento social, en ese distrito, tenía un trasfondo: provocar la necesidad de que quien compitiese con una mujer fuese otra, en este caso Verónica Magario. Hubiese liberado así el lugar de candidata a la vicegobernación que Kicillof tuvo que defender hasta bien entrada la noche del día de cierre de listas. En Ituzaingó la habilitación de una segunda lista, la de la evitera Natalia Peluso, parece tener la lógica inversa: potenciar la interna que puede perder contra Pablo Descalzo, hijo del histórico caudillo local. Es que Descalzo teme perder con Juntos. Es una situación parecida a la de San Martín, otro distritos donde todo aparece muy ajustado.

Por supuesto que la situación económica conspira contra la ingeniería electoral. Pero con especificidades: más que la inflación, que es un dato que parece asumido o naturalizado por los votantes, el problema está en el cierre con el FMI. Por dos motivos: 1) Las fluctuaciones del dólar “blue” espantan a la clase media que Massa debe seducir 2) Las restricciones a las importaciones para cuidar reservas pegan en el nivel de actividad y pueden afectar el empleo. En ese marco se realizó una reunión de representantes del equipo económico con pesos pesados de la exportación de granos. Se habló de un nuevo dólar especial para ese sector. No hay nada cerrado, pero circuló la cifra de $350 para soja, maíz y girasol. Imaginan una liquidación de USD 4 mil millones.

Kicillof tiene su aporte claro. El jueves hace un acto con Grabois en Berisso, pero programó al menos una aparición por semana con Massa. Wado de Pedro cumple un rol creciente en la coordinación de esa campaña que tiene además un centro neurálgico en el interior: retrotraer la perfomance de 2021 para que sea lo más parecida posible a la de 2019 en Bahía Blanca, La Plata, Mar del Plata, Junín y Olavarría. La idea no es ganar. Es perder por menos.

No tan claro

Al mismo tiempo, la certeza de que Bullrich tiene la elección asegurada en PBA se agrieta. Un primer indicio, que hay que tomar con todas las prevenciones que la experiencia reciente impone a la lectura de encuestas: cuando se consulta es on line, la Exministra saca ventaja, pero en el modo presencial, que es mucho más confiable, el jefe de Gobierno emparda. “Juegan los votantes convencidos, que son los que contestan por internet”, razona un consultor.

El cierre electoral de Larreta también pesa. La tercera sección, siempre estratégica, es un ejemplo: salvo en Lanús, Larreta “se quedó con todo” es la descripción usual. Un ejemplo es La Matanza: el jefe de Gobierno tiene dos listas, contra una de la Diputada. Bullrich dice que le va bien en la primera (aunque Posse muerde en el norte del Conurbano), pero secciones como la cuarta, la segunda y la sexta podrían hacer una diferencia.

Hay un tercer fenómeno: la tracción de Diego Santilli, que mide mejor que su rival interno, Néstor Grindetti ¿Los intendentes de Juntos practicarán el corte de boletas y el posterior “delibery”. Lo que se entregarían, en ese caso, es la parte superior de la tira, con Bullrich, junto con el tramo medio y bajo que comienza con la papeleta colorada que distingue a Santilli. Es una decisión que está más allá del poder de los comandos de campaña centrales. Y que, aunque las chances no sean altas, podría anticipar un resultado: triunfo de Bullrich y de Santilli, candidatos “cruzados”.

La perfomance de Milei es un elemento que por ahora sólo introduce incertidumbre. Según JpC está en caída, cerca de los 15 puntos o menos; pero para UP fluctúa hace meses en torno a los 20, con picos y valles ¿Su presencia en las boletas cambiará para Buenos Aires el pésimo desempeño que tuvo LLA en otras provincias? La respuesta no es indiferente: al menos 7 de cada 10 votos que migran del libertario van a parar a Bullrich. (DIB)

Por Andrés Lavaselli

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