Política

Panorama político: La inédita estrategia de empujar desde el medio

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Al menos dos de las listas a priori más competitivas para las PASO ensayan en la decisiva provincia de Buenos Aires una estrategia con nulos antecedentes desde el retorno de la democracia: tanto Massa/Kicillof como Larreta/Santilli ponen en el centro de sus esfuerzos los tramos medios y bajo (gobernador e intendentes) de sus boletas.

Anomalía posiblemente devenida de un momento de liderazgos en transición, la idea de hacer foco en el centro de las boletas contradice un mandamiento no escrito de la política nacional, que en el caso bonaerense se verificó siempre: la “tracción” es de los extremos. Es decir, en el cuarto oscuro, los electores eligen por el candidato a presidente o a intendente.

Larreta fue quien más explícitamente rompió con esa ley: habilitó (aún falta que supere instancias legales) una diferenciación cromática del tramo que lleva a Santilli, que aparece de un rojo que hace sentido con su color de pelo y su apodo y lo diferencia de los otros siete fragmentos de la tira, donde predomina el blanco. Obvio: la idea es que el candidato a gobernador sea el “llamador” en el cuarto oscuro.

Una constatación: aunque se lo niegue, esa movida implica que el candidato a gobernador mide más en la Provincia que su candidato a Presidente. Es lo que vienen marcando las encuestas: un esquema de preferencias “cruzadas” en Juntos, donde Bullrich es la favorita en la interna a la presidencia y a Santilli en la de Gobernador.

Contra ese fondo se pueden tejer dos hipótesis. 1) El objetivo es que Santilli haga subir la intención de voto de Rodríguez Larreta en la Provincia, un territorio que puede definir su duelo presidencial. 2) Santilli forzó la estrategia para intentar un corte de boleta que compense una eventual mala perfomance de su cabeza de lista. En vista del nivel histórico de corte y de que Larreta dio el OK, todo indica que de lo que se trata es de lo primero.

Existe un elemento más en la configuración de ese escenario. La sucesión de traspiés (elecciones provinciales paupérrimas, denuncias por supuesta venta de candidaturas) de Javier Milei produjo un drenaje de votos que aparentemente benefició a Bullrich. La pregunta que no está clara es si esa tendencia se profundizará y, en ese caso, si los votos seguirán la misma deriva. Nada parece automático porque en el apoyo al Libertario hasta hay voto peronista enojado.

Ajustado

Bajo la hipótesis de que enfrentan una elección que será muy ajustada, bien diferente a la de 2019, en el campamento de Kicillof también creen que su influencia en el votante de la provincia será clave para apuntalar la candidatura de Massa. Pero la configuración aquí es diferente: de lo que se trata es de acompañar a un postulante con juego propio desde hace mucho en territorio bonaerense, pero cuyo encumbramiento provocó desencanto en sectores kirchneristas duros.

Por eso, el Gobernador armó un comando de campaña que más que cumplir las funciones clásicas de definir spots, discursos o giras territoriales busca suturar las heridas que dejó el cierre de listas. Fue muy comentado, en ese plano, el faltazo de Mario Secco al acto en Astilleros Rio Santiago. El intendente de Ensenada está furioso porque no pudo colocar candidatos en las listas a la Legislatura donde, se dijo acá, La Cámporqa pisó fuerte. Ni él ni otros integrantes del Grupo Ensenada. No es el único sector dónde están molestos.

La tónica general, sin embargo, es de alineamiento: Massa parece haber asegurado a UP un activo esencial, la posibilidad de llegar al ballotage. Esa tendencia a superar diferencias se verá expresará en Salliqueló, donde la finalización en tiempo récord del gasoducto Néstor Kirchner será la excusa para desplegar otra épica: la de la unidad.

Inmediatamente después arranca una etapa de inauguraciones que se desplegará hasta el 19 de julio. Kicillof tendrá dos apariciones con Juan Grabois, el desafiante interno del ministro de Economía, pero hará llamados reiterados a votar “la lista completa”. No dejará duda que se refiere a la de Massa. El candidato viene de mostrarse duro con empresarios y habla de “sacarse de encima” al FMI, un discurso para potenciarse en la interna que podría cambiar después, sobre todo en un ballotage.

Una incógnita relevante es si la vicepresidenta, Cristina Fernández, escuchará el pedido público de su hijo Máximo y se plegará a la campaña. En La Plata interpretan que ese llamamiento estuvo acordado y que de lo que se trata es de apuntar a Massa ante el kirchnerismo duro.

Una preocupación cierta en ese campamento, fruto del clima de fastidio entre ciertos electores “propios”, es el ausentismo: la posibilidad de que algunos votantes decidan ir a votar directamente a las generales. El problema no es solo la foto política desfavorable que eso podría generar el 14 de agosto, razonan. Lo que también temen son los efectos cambiarios de un resultado perdidoso o extremadamente ajustado. (DIB) AL

Por Andrés Lavaselli

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