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Panorama político bonaerense: Un escenario que se asienta

A dos semanas de las PASO, el escenario que surgió de las urnas parece consolidarse en la Provincia: Milei lidera –y crece- las encuestas, Massa lucha con chances pero sin seguridades por entrar al balotaje y Bullrich no logra remontar. Ese ese contexto, Kicillof, hoy, tiene buenas posibilidades de reelegir, aunque los particulares saqueos ocurridos el martes demuestran que nada puede darse por sentado.

Dos encuesta, ambas de carácter nacional, una de las cuales se maneja en el campamento de Juntos por el Cambio y la otra en UP, arrojan un dato clave: Bullrich está en ambas en 20 puntos. Mieli, en esos trabajos crece, en el primero hasta 39 y en el otro casi a 36. Massa está 31 y casi 34 puntos, respectivamente. Los datos, aunque las encuestas siempre son falibles, son tomados muy en cuentan en los tres comandos de campaña.

Hay dos cuestiones, muy evidentes, que estructuran por ahora el escenario. 1) Milei podría imponerse en primera vuelta, el 22 de octubre. 2) La perfomance de Bullrich no levanta y eso parece tener una explicación sencilla: entrampada en una especie de “no lugar” discursivo que le quitó el significante del “cambio”, experimenta una fuga de “votos útiles” hacia el libertario, que encarna mucho mejor ese concepto.

Hay que tener en cuenta que esos números nacionales son imposibles sin un crecimiento del libertario en la provincia. También, que por ahora no alcanzan para poner en riesgo la primacía de Kicillof. Además, en PBA la participación siempre sube dos o tres puntos entre las PASO y las generales, que beneficiaría al gobernador. Es un movimiento que los sondeos están detectando y que, se supone, la movilización del poder territorial potenciará.

En La Plata transitan una paradoja: si hasta el 13-A ensayaban variantes para que no se caiga Milei, ahora la preocupación es por una implosión de Juntos por el Cambio que le dé al libertario 10 puntos suplementarios. Eso pondría en riesgo serio al Gobernador. En LLA creen que es difícil que ocurra y en UP, para asegurarse, harán foco en Carolina Piparo: la juzgan una mala candidata, un flanco débil, y tratarán de transmitir la idea de que el voto útil no puede terminar con ella de gobernadora.

El radicalismo también pone las barbas en remojo. Con esas cuentas que dan a Milei en ascenso, algunos municipios podrían perderse en favor del PJ. Así,  ni la senaduría de Maximiliano Abad parece segura a esta segura. Claro, la UCR oficial confía en lo contrario: una tracción de “abajo hacia arriba” en esos territorios que potencie a la fórmula Grindetti/Fernández y, sobre todo, a Bullrich. Pero es significativo que sean muchos los que allí todavía le reprochan a Horacio Rodríguez Larreta la negativa a unificar las candidaturas a la gobernación en la figura de Diego Santilli.

Juntos por el Cambio parece apostar sus fichas a presentar a Milei como “el loco”, la encarnación de un cambio no sustentable, mientras trata de que Bullrich deje de hablar de economía. Por eso, la exministra se enfoca en la seguridad y seguramente presente a su candidato a ministro de Economía (¿Carlos Melconián?) en la semana. Pero la debilidad de esa estrategia es que nadie vota ministros: se eligen presidentes.

Kicillof, en tanto, profundiza los tres ejes de su campaña –gestión, cercanía y proyecto puramente bonaerense- mientras espera que las medidas de “reparación” de Massa no sigan retrasándose y sean lo suficientemente contundentes. “No es un plan platita, es un plan plataza”, se ufanan, a medio camino del humor cínico, en el ministerio de Economía. Se verá.

Estallidos

Los saqueos –o robos en poblado y en banda, como prefiere llamarlos el gobierno- demuestran que el escenario es volátil. Es imposible no atender a que la devaluación echó nafta a una situación social que ya era incendiaria, especialmente en amplios sectores del conurbano. Pero también hay elementos que alejan lo ocurrido de una protesta espontánea.

El martes entre las 18 y las 20 en Gobernación monitoreaban unos 130 episodios que empezaron, todos, en esa misma banda horaria. Es una simultaneidad llamativa, tanto como que a las 2 AM todos habían terminado. “Esta vez no hubo zonas liberadas por la policía y tampoco detectamos accionar narco relevante”, dicen en Seguridad. El ala política hizo otra verificación: con movimientos sociales e iglesias –católica y evangélicas- chequearon que el hambre todavía es conjurado por la red de contención que surgió de la crisis de 2001 y que en estas décadas se perfeccionó. En todo caso, la crisis se hace sentir más crudamente en las capas medias y medias bajas.

¿Entonces qué pasó? En el oficialismo esperan que la justicia avance, pero mientras insisten con lo ocurrido en Mendoza, Córdoba, Neuquén y CABA como antecedente inmediato y en la agitación vía redes. El componente de la protesta también es un elemento: no eran militantes, sino “pibes de la esquina”, víctimas de la desestructuración social. A la pregunta del millón: ¿alguien incitó u organizó? responden excluyendo a los candidatos opositores en sí mismos pero apuntan a quien, según ellos, se benefició: “quién necesita instalar la idea de desorden porque encarna en orden”, dicen sin atreverse a decir del todo. (DIB) AL

Por Andrés Lavaselli

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