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Panorama político bonaerense: Provincia, entretelones de la batalla crucial

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Por Andrés Lavaselli

Al final de una campaña plagada como pocas de novedades emergentes difíciles de interpretar, cisnes negros más o menos sospechosos de ser parte de operaciones políticas y movimientos económicos tan explosivos como oportunos, asoma una certeza, antigua como la democracia recuperada en 1983 o tal vez más vieja: es la provincia de Buenos Aires, hogar del 37% del padrón que vota el domingo, el territorio donde el oficialismo y las oposiciones librarán la batalla final.

Una primera constatación para enfocar lo que viene. Aunque la gobernación -la reelección de Kicillof o su reemplazo por Grindetti o Píparo, los únicos con chances de vencerlo- se define a todo o nada el domingo, la suerte de los candidatos bonaerenses aparece estrechamente vinculada a la perfomance que logren en la provincia los postulantes presidenciales de cada una de esas boletas: Massa, Bullrich y Milei, respectivamente. Una segunda: el resultado en este territorio también será clave para saber si habrá o no balotaje y quienes lo protagonizarán.

Lomas de Zamora, la tierra de Martín Insaurralde, es un foco elegido por la oposición: Milei/Píparo estarán el lunes; Bullrich/Grindetti el jueves. La intención, cristalina, es capitalizar el escándalo del yate. En términos más generales, la cuestión de la corrupción. Pero a la vez es una opción: consiste en no centrarse en la situación económica, la semana posterior a que se conociera un índice inflacionario del 12,8% y de que el dólar pegara otro salto. Paradójicamente, es el frente que más teme UP, de ahí su esfuerzo por mostrar los llamativos movimientos de ciertos operadores de la city, como el cambista detenido en cuya agenda figuraban los días en el que el “blue” experimentaría un cimbronazo.

Si el oficialismo está convencido de que el frente económico es el último recurso de quienes quieren a Massa fuera del balotaje, también cree que Lomas puede ser un problema. Pero no porque instale el tema corrupción (ya está “amortizado” en la intención de voto de Mazza y Kicillof) sino por una cuestión más Micro. Lomas es el segundo distrito más poblado del Conurbano y una mala perfomance allí puede complicar las cosas. El candidato local, Federico Otermín transmite calma. Tiene un estilo de vida diferente al de Insaurralde y, como hijo de un viejo caudillo peronista, es conocido en el distrito. “Vamos bien, dice a su comandancia. En el búnker de UP midieron el impacto y, juran, destrozó al exjefe de Gabinete pero no se derramó sobre el resto de la fuerza.

Kicillof tendrá dos cierres: el del martes, Día de la Lealtad, junto a Massa, no tendrá la presencia de  Cristina Kirchner, ausente casi toda la campaña. Todo un dato. Después, irá a Norberto De La Riestra, para poner el foco los avances en las obras hídricas de la cuenca del Salado. Es parte de la lógica de mostrar el impacto de su gestión en la vida cotidiana.

Esas agendas, que muestran preferencias estratégicas diversas, se cruzan con presunciones sobre el movimiento del voto. Aunque no se pueden publicar encuestas, sí se puede dar cuenta de algunas certezas. 1) En todos los campamentos creen que Massa/Kicillof puntean en la provincia. 2) Milei está convencido de que creció tanto en PBA que ganará en primera vuelta gracias a ese envión y hasta podría colocar a Píparo en la gobernación 3) En JpC son escépticos a nivel nacional, pero aseguran que en PBA están segundos, cerca de Kicillof.

Una obviedad: todo no puede ser cierto a la vez. Por eso, conviene prestar atención a algunos datos y a ciertas lógicas. Por una parte, parece haber menos indecisos que los que se creía, por lo que estos últimos días de campaña tal vez no sean tan decisivos. Por otra, la dinámica en la oposición es determinante: si es cierto que Milei crece (en UP están convencidos de que se estancó) lo hace a expensas de Bullrich. O, dicho de otro modo: el tapón de la candidata de JpC es el libertario, porque a Massa no puede quitarle votos.

Otra clave va a ser la conducta de los intendentes. En el oficialismo todos sacaron más votos que Kicillof/Massa en las PASO. Kicillof, cuenta, habló con cada uno de ellos y les aseguró los recursos para que, al menos, no haya escusas para no movilizar el aparato a fondo. En la oposición, el problema lo tiene Juntos: son varios los alcaldes que se disponen a repartir las boletas nacional y provincial propias juntos con las de Milei. La cuarta sección electoral, cuentan, es una zona que hay que mirar especialmente en ese sentido.

En el oficialismo, la atención está puesta no solo en Lomas. Allí saben que tienen que mejorar la perfomance en distritos como Morón, Moreno, Malvinas, Merlo e Ituzaingó para prevenir cualquier traspié en tierras de Insaurralde. Y temen el juego de dos “heridos” del cierre de listas y las PASO: “Juanchi” Zabaleta, en Hurlingham, donde su pelea con La Cámpora es profunda y Osvaldo Cáffaro en Zárate, que tiene una inquina personal con Sergio Berni, el ministro que busca afianzarse como nuevo jefe político de la segunda sección. (DIB) AL

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