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Panorama político bonaerense: Coronados de dudas

La tendencia de una porción significativa de la población a mostrarse apática respecto del proceso electoral, unida a la poca fiabilidad que han demostrado este año –otra vez- las encuestas, se suma al particular proceso por el cual las principales fuerzas en disputa definieron sus candidaturas, llevaron adelante sus peleas internas o su campaña. Ese combo da por resultado la elección más incierta de los últimos lustros en la Provincia, sobre la que nadie arriesga un resultado a falta de una semana para su realización.

La percepción en UP y JpC es la de que en la Provincia está todo muy ajustado. Pero se trata de una afirmación con muchos matices: no es lo mismo que el candidato más votado sea Massa, Bullrich o Rodríguez Larreta. Ni tampoco las diferencias que se den. El impacto central de lo que surja de las urnas está en la negociación con el FMI y en la creación de un punto de partida diferente de cara a octubre. Regla general: menos distancia para Massa, más riesgo cambiario y de un Fondo que pida más ajuste. También, más chance de voto útil que evite el balotaje. Y viceversa, claro.

La interna más interesante, por competitiva, la libran Patricia Bullrich y Rodríguez Larreta. En provincia, territorio que podría definir la disputa global entre ellos, la exministra parecía haber arrancado con ventaja, pero en ambos campamentos aceptan que Larreta fue recontando esa luz. El problema es que nadie sabe exactaemnte de cuánto fue esa remontada. Unos dicen “a la campaña de Patricia le sobraron tres semanas”. Los otros, que a la de Horacio le faltaron dos. Pero nadie precisa más.

Esas listas tienen dos lógicas diferentes: Bullrich tracciona desde su propia imagen y cuenta con apoyo de la estructura radical territorial, expresada en el papel por Miguel Fernández, alcalde saliente de Trenque Lauquen. Del otro lado, el peso recae en Diego Santilli: con su mayor intención de voto debería empujar –desde el medio hacia arriba- a Larreta. Sería una dinámica alejada de la tradicional, pero en UP pasa algo parecido: rezan para que Kicillof mejore la perfomance de Massa en territorio bonaerense.

El modo en que se definió la oferta en UP favorece al Gobernador, porque no tiene internas. Pero dejó abierto un flanco peligroso: el nivel de votos que pueda tener Juan Grabois. ¿Por qué, si al final es improbable que en octubre sus votantes fugen del oficialismo? Porque si Massa no es el candidato más votado individualmente por buena luz, podría haber un tembladeral económico (se elaboran planes de contingencia para el caso) y migración de voto que haga ganar a un JpC en octubre con votos de Milei, sobre todo si la que llega es Bullrich. Alerta amarilla para UP: operadores de ese espacio están detectando dificultades para convencer a votantes propios de la pertinencia de este argumento.

Eso no quiere decir que Kicillof la tenga fácil: no hay ninguna garantía de que la primacía que hasta sus rivales le reconocen en tanto candidato individual se mantenga en el cuarto oscuro. Massa, si no funciona bien (inflación y “blue” de por medio) puede “tirarlo hacia abajo”. En La Plata dicen que los intendentes, el otro polo de atracción de la boleta, “están jugando bien”. Pero quién puede garantizar que no haya dobles juegos si miden más que  Kicillof o Massa en sus distritos. En Juntos, directamente se filtraron casos de boletas locales repartidas con dos rivales internos a nivel nacional y provincial.

Otro factor de incertidumbre es el votante remiso. Hay una porción que es indiferente desde siempre y define a último momento. Y otra, relativamente novedosa, que en realidad está enojada. El problema radica en establecer su identidad. En UP creen que son propios, decepcionado por el “no cumplimiento del contrato electoral”, sobre todo en materia económica. De ahí la insistencia en ir a votar y en el slogan sobre que el partido se juega desde ahora. “Cuántos más logremos convencer, mejor”, dicen. Pero hay otras teorías. El apático es un perfil compatible con Larreta, así que llevarlo a votar podría favorecerlo a él. Igual que la definición a último momento de eso tan vaporoso: la mayoría silenciosa. Massa también se ilusiona por ese lado.

Es evidente, por otra lado, que parte del voto enojado podría ser de Milei. De hecho, por definición sus seguidores tienen ese perfil, en especial los jóvenes. Pero Milei tiene sus propios problemas y es otro de los factores que enturbian los pronósticos. Píparo, su candidata a gobernadora, no retiene sus votos y, mitad por sus excentricidades y mitad por el retiro del apoyo del poder económico y mediático que lo aupó durante el gobierno de Mauricio Macri como una alternativa por derecha para limitar al ingeniero, no está claro que conserve su nivel de votos ¿Sigue habiendo una elección de tercios? Muchos dicen que ya no, aunque está vez, a diferencia de lo que pasó en otra provincias, “el León” estará en las boletas. El peronismo le ayudará a fiscalizar, señal clara de a quién favorece su permanencia en un rango medio de aceptación. (DIB)

Por Andrés Lavaselli

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