En el día del amigo, se suceden los saludos. Se trate del mensaje de texto, el whatsapp, facebook, twitter … estos modernos medios están al rojo vivo. El fenómeno como tal es relativamente reciente, como lo es la institución misma del “día del amigo” pero no la realidad que está detrás.
Esta vida resultaría bastante más difícil y muy insípida si no tuviéramos amigos. Lo experimentamos en la convivencia cotidiana. Necesitamos de ellos para el pleno desarrollo de la personalidad.
En la Biblia encontramos muchos elogios de la amistad. “Un amigo fiel no tiene precio, no hay manera de estimar su valor. Un amigo fiel es un bálsamo de vida, que encuentran los que temen al Señor” (Eclo 6,15-16).
Pero la Biblia también registra la amarga experiencia de los falsos amigos y denuncia las amistades superficiales, interesadas y engañosas. Por eso, leemos: “Hasta mi amigo más íntimo, en quien yo confiaba, el que comió mi pan, se puso contra mí” (Sal 41,10).
Lo verdaderamente sorprendente es que Jesucristo, el Hijo de Dios, nos considera sus amigos personales: “Ya no los llamo servidores, porque el servidor ignora lo que hace su señor; yo los llamó amigos, porque les he dado a conocer todo lo que oí de mi Padre” (Jn 15,15). Esta amistad con Él nos sana y nos educa en nuestras relaciones personales y sociales.
Hoy debemos trabajar a favor de una “ecología humana”, una “ecología del corazón”. Debemos recuperar la “amistad social”. Él es el camino para lograrlo.
¡Feliz día del amigo!
