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Municipales vuelven a perder y se quiebra el pacto con Montenegro: caos en la ciudad

Los índices de inflación arrastran la cadena salarial y se estrangulan los acuerdos de las administraciones cuyos recursos se encuentran agotados tras haber transcurrido el 75 % del 2022. Los índices de inflación son inflexibles y los acuerdos precarios alcanzados se escurren de bolsillos perforados por la pérdida del poder adquisitivo.

El gobierno de Guillermo Montenegro festeja y llora al mismo tiempo. No es responsable de la corrida inflacionaria que asegura el voto de la falange anti K, pero no le alcanza para barrer debajo de la alfombra un cúmulo de errores y desatinos propios que infringen una cadena que impacta de manera demoledora frente a una insana política de economía.

Ya ha quedado pulverizado el reciente acuerdo que formalizaron la MGP y el STM, ambas partes montaron un acto circense que no pueden mantener en el tiempo. Fue un mal acuerdo, una puesta en escena donde los actores cumplieron su ridículo papel. Todo es producto del hambre atrasada que volvieron más insostenible aún los tres días de paro y el quiebre de los servicios municipales que directamente ya no se prestan y continúan con la inercia de la pandemia en la administración pública. Ya se licuó el último acuerdo y las partes deben asumirlo como tal.

Por ejemplo el tránsito es un caos en la ciudad que induce al incumplimiento de las normas en la circulación y es directamente proporcional a la inseguridad en la vía pública. Los deck, la zona roja, la inseguridad ciudadana, calles y veredas intransitables, falta de poda, atención de la salud , barrios desprotegidos, pésima recolección de residuos y una bomba ambiental en el predio de tratamiento de los mismos que saldrá una fortuna, como la ampliación de la estatización del servicios de guardavidas. Contrataciones impúdicas alejadas de normas elementales que han sido pisoteadas con la convalidación de radicales y lilitos.

El Departamento de Transporte y Tránsito está abolido de hecho, pero Montenegro como lo asevera su mano derecha, el senador Alejando Rabinovich, no está para hablar de malas noticias sino que las sustituye por las fantasías que emanan de sus cuentas que se operan desde sus redes sociales.

Como lo ha sostenido mdphoy.com el gobierno de Guillermo Montenegro se ha pronunciado irreversiblemente, por tomar al salario de los trabajadores municipales como la variable de ajuste para buscar el equilibrio de las cuentas públicas, que han escapado definitivamente de su control y que proviene desde el mismo momento de su asunción.

La política nunca pagó los gastos y contó con la inestimable compañía de sus socios en el Honorable Concejo Deliberante, presidido por Marina Sánchez Herrero, la Unión Cívica Radical y la Coalición Cívica que han facilitado que la ciudad vuelva a los niveles de decadencia registrados en 2015 y con una tendencia al agravamiento, sin ningún margen de error en la proyección, que se verificará en los últimos meses del año.

Hay que empezar a llamar a las cosas por su nombre, basta de las alquimias políticas de aldea y de los chismes con blasones que forman parte del mismo esquema, la gestión actual del gobierno municipal en su cuarto año deberá pagar los desbarajustes de sus tres años de ausencia. Ni “ah pero Macri” pero tampoco “ni ah pero Kicillof” “ni ah pero Cristina” “Ni ah pero Alberto”. Además merece un prontuario.

Jorge Elías Gómez

 

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