La interna del PRO dejó con evidencias y también elocuencias públicas, lo que ofrecen varios especialistas y analistas políticos que buscan vínculos y cruzan la Avenida General Paz y la Avenida Constitución.
Y quien fue más lejos ha sido Horacio Rodríguez Larreta, quien en su disputa amarilla por alzarse con su candidatura, deslizó despejar en CABA la postulación de Martín Lousteau, pero no son los votos ni las bancas ni lo cargos lo que preocupan, sino las cajas de recaudación.
CABA es un distrito que permite un manejo de recursos, cuya capacidad de recaudar fondos privados en función de la utilización pública, dan lugar a inversiones que se capitalizan políticamente, es un distrito rico.
Larreta alteró los ánimos en PRO cuando manifestó dejar en manos de Lousteau y la UCR el gobierno de CABA, las cajas que maneja la política. “Como dijo un dirigente radical que supo acompañar a Raúl Alfonsín en todo su gobierno: “ojalá las heridas sanen rápido, que no sangren, porque si el peronismo huele sangre, te lleva puesto”. Es que, a pesar del escenario tan particular, la elección aún no está definida, dice Daniel Santa Cruz en La Nación.
Rodríguez Larreta en su objetivo de alcanzar la presidencia de la Nación, está dispuesto a dejar que Martín Lousteau y la UCR se hagan de CABA y sus cajas de recaudación que tienen directa relación con la financiación para hacer política.
Guillermo Montenegro es un sosías construido a imagen y semejanza del PRO y plantado en General Pueyrredon, a la que accedió mediante los fabulosos recursos públicos que dispuso la gobernadora María Eugenia Vidal. Mar del Plata era un objetivo excluyente para el PRO y la coalición Juntos Por el Cambio en el territorio bonaerense.
El radicalismo hace 20 años que no logra ni expectativas de sostener una candidatura, 2007 y 2011 Pulti, 2015 Arroyo y 2019 Montenegro. Ya no gana unas PASO y tira la toalla cuando suena la campana no puede dar ni pelea. Se refugia en estructuras políticas públicas intermedias lucrando con cargos y puestos que otorgan subsidios públicos a modo se sueldos, son planeros en blanco que votan presupuestos por ejemplo.
Cuando Larreta expulsó su decisión de dejarle a la UCR el manejo político y las cajas el que bramó fue Guillermo Montenegro: “No rompan arriba que nos dividen abajo”, es obvio para quienes conocen el espinel que la referencia es a las cajas de recaudación y no a la gestión abandonada y deslucida que el mismo ejerce.
Montenegro no sólo que ha abusado sino que ha instalado la marginalidad en las contrataciones y métodos de recaudación que escapan a las normas mínimas de control, instaurando un sistema paralelo que puede observarse en casos puntuales como las fotomultas y la inminente entrega a la familia Moyano de un contrato que pasará a ser dominante también desde la política para los marplatenses.
No es casual que Marina Sánchez Herrero, la esposa de Maximiliano Abad, tenga las riendas del Concejo Deliberante. La “Faraona” como también se la conoce en los círculos políticos, cierra el negocio de un sistema que Montenegro ha prostituido con una obscenidad que requiere de otros comportamientos políticos, conocidos en la historia de Mar del Plata.
Mil días de gobierno no son una tendencia ni un boca de urna ni un sondeo son la precisa demostración de una exhibición que cuenta en su favor con una oposición culposa y erigirse como la cara visible del anti kirchnerismo. El fin no justifica los medios y muchos menos cuando los votos están en manos de los ciudadanos que ávidos de propuestas no encuentran otra opción que la del menos malo o a quién quieren que vote si enfrente no hay nadie.
Jorge Elias Gómez
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