En su tradicional lugar de Arenales casi Colón, frente a la plaza, ya está dispuesto el salón que seguramente despertará asombro, entre quienes durante décadas se acostumbraron a una decoración de excelencia. Como siempre su categorizada clientela compuesta por artistas, deportistas, profesionales, empresarios y todos quienes vuelven por elección.
Esta pandemia que nos tiene a maltraer, con una cuaerentena interminable dejará rastros imborrables, pero también dará lugar a la superación y a la lucha por conservar la identidad propia con el sello de la distinción.
En definitiva, el nuevo restaurante o salón de pizza en modo boutique, es un lujo como ha sido decorado, contemplando los protocolos que se exigen para su funcionamiento. Una forma de expresar que aquí no ha pasado nada o tratar de disimularlo con la mejor onda. El ánimo de salir mejor ante la adversidad, que también sin dudas dejará lugar para la nostalgia.
Desde ya que con sus tradicionales y exclusivos gustos, la pizza de Mar del Plata, definitivamente es La Placita y ya lo van a poder comprobar desde sus inigualables fatay, el calzone de roquefort o la variedad tipo gourmet de todas las empanadas con sabores deliciosos. Cerveza tirada y carta de vinos para todos los gustos.
Siempre con la atención personalizada, que seguirá siendo la gratificación más cordialidad para el comensal, respetando la calidez humana y resistiendo la robotización que avanza, pero por ahora será sin las pantallas las que paulatinamente llegan a las mesas con los milenials.
Se incluyó el código QR, la distancia entre mesas es de 1,50 metros, alcohol en spray y en gel en cada mesa y en las que separan, 4 mesas para cuatro personas (sólo familia), una mesa para 2 personas y una mesa para 5 personas. La fina mantelería fue reemplazada por vidrio y el servicio de mesa, debidamente higienizado según el protocolo, se provee cuando el cliente está sentado.
Está delimitado el sector de entrada para el despacho para el delivery, con separación con mamparas de vidrio en la cocina y en la caja, mientras que en el sector de espera cuenta con alcohol en gel y señalización de distancia.
Orgulloso debe sentirse Ismael por el salto de calidad de La Placita, que su hermana Fátima logró recrear, en el peor momento que está sufriendo no sólo Argentina, sino todo el mundo.