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La marca Juntos por el Cambio se rompió en Mar del Plata

Todavía conserva el plafón que le brinda ser el político que hace 4 años superó a María Fernanda Raverta por escasos 9.500 votos. En 2019 la grieta estaba viva y Guillermo Montenegro era el referente de uno de los extremos. Hoy metió baza LLA y su cuerpo lo siente.

El 13 de agosto las urnas hablaron y esa diferencia se estiró, pero se presentó un escenario de tercios para la intendencia. Los datos que se procesan a 21 días de las PASO pueden deparar sorpresas camino al 22 de octubre.

“La marca se rompió”. “Estamos ante una nueva elección”. La marca es Juntos Por el Cambio que había funcionado como coalición electoral y para repartir los quioscos de la MGP y distribuir cargos legislativos de la Quinta Sección Electoral. La ciudadanía (equivocada o no) ya advirtió que probablemente ese modelo haya caducado.

La dinámica y la cadena de errores que acompaña la gestión municipal quedaron expuestas en el resultado de los circuitos electorales. Montenegro no ganó en ninguno de los barrios del Partido de General Pueyrredon, incluyendo zonas sensibles como Sierra de los Padres y Batán.

Montenegro y su gente trabajan en achicar los daños, propios y ajenos. La luz, de 9 puntos porcentuales que arrojó la gran encuesta, se convirtió en tiniebla y puertas adentro ya no se consideran favoritos. Las expresiones “La marca se rompió”. “Estamos ante una nueva elección” proveniente de una fuente irreprochable definía concisamente la proximidad del borde del abismo.

La UCR repartió miseria en el suelo bonaerense, el evadido Abad no volcó la balanza en su propio distrito, como imaginó y prometió. Primero cobró, luego opera y gesta lejos de la plaza que alegremente le entregó al intendente del PRO. La diferencia entre Posse y Abad fue del 0,2 % en el total provincia, lejos de ser columnas de Grindetti y Santilli, prometiendo intendencias y seccionales. Hoy la candidatura a primer senador nacional por la Provincia de Buenos Aires está en un limbo, que probablemente se estire hasta noviembre.

Las PASO del PRO con la UCR aupada no sella, no aglutina, hay fisuras que enarbolan los propios dirigentes que no absorben el alineamiento, es decir el ganador no retiene los votos que se dispersan. El peor flaco favor que debilita la potencia electoral de la política.

Hoy el escenario Nación, Provincia y MGP es un enigma. La descomposición llega en el peor momento para la intendencia local. Hay más de una sensación que la exhibe como escindida, que se ha recluido exclusivamente a la territorialidad, con todo lo que ello significa en cuanto a conservar identidad política.

¿Por ejemplo habrá boletas sueltas de GM con para armar el combo a presidente y gobernador? Su voto es casi íntegro de boleta completa: ideológico = cero análisis de gestión de 4 años que son la bancarrota misma.

Muy posiblemente el desencanto con Unión por la Patria y Juntos por el Cambio esté expresando un rechazo, repudio y desaprobación, que han agotado su crédito. Precisamente lo que no existen son garantías para Javier Milei. En este enjambre han metido también a General Pueyrredon.  Montenegro no tuvo que esperar el escrutinio definitivo para espabilarse, a las 23.00 del 13 de agosto ya estaba en autos del “bolonqui”  en el que se había metido. Ahora quedarían  un poco más claras sus hurtadillas a la reelección. ¿Jugador de toda la cancha, la vio venir?

¿Por qué Montenegro no aparece en la foto con los 134 candidatos a intendentes de la Provincia de Buenos Aires, junto a Bullrich y Grindetti? Tampoco se lo observa (como aconteció en otros casos) al fresco de Alejandro Rabinovich, el cenador de Palermo Soho por la Quinta Sección Electoral.

Nos tenemos que quedar con una versión que reveló el propio GM “No nos queremos mutuamente”, vaya definición en este camino de ir despejando dudas, como si ya no hubiera demasiadas. Ahora si definitivamente ¿es monte negro o monte oscuro?

 

 

 

 

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