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La grieta sindical enturbia a un gobierno municipal sin respuestas

 

A sólo seis meses de su reelección, el intendente Montenegro tiene a lo que resta de su gestión seriamente comprometida. Hay un antes y un después: Milei llegó a la presidencia y las reglas de juego se modificaron.

La incomodidad ya no es sólo Axel Kicillof, sino como normalizar un presupuesto que acumula un desajuste de 4 años, que fue financiado con la masa salarial, sub ejecuciones de obras y caída en la calidad de servicios públicos en salud, educación e inseguridad. No son ajenos los ingresos acordados entre el DE y el STM durante 4 años, en planteles básicos municipales y funcionarios políticos provenientes de La Plata y CABA , que pasaron a revistar en General Pueyrredon.

El manejo se estranguló a partir de la caída de recursos, entre ellos la caída de la cobrabilidad y medidas de corrección que nunca se tomaron ni se previeron. Las conferencias de prensa de Montenegro no tienen sustancia, son vacías y el enemigo ya no es el kirchnerismo, sino Gilardi y Zacarías, que merecen un amplio rechazo entre los 400.000 contribuyentes que pagan sus obligaciones.

El STM está perdiendo por escándalo y servirá de argumento para Montenegro. Hoy depositaron el 10% de aumento ante un pasivo STM, ya sin capacidad de movilización. La falta de insumos es de larga data, pero no fue nunca tema de los Gilardi Boys, que eligieron los arreglos selectivos para mantener sus privilegios.

La infeliz expresión matar o morir, expresa un tire y afloje, pero en un momento que nadie imaginó como terminal, ahora la victimización del elenco de Montenegro será acompañada por los voceros mediáticos.

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