La dura experiencia de “comer” en el Centro Comercial del Puerto

La inexistencia de una sostenida política turística en Mar del Plata, cobra una negativa vigencia si la decisión es disfrutar de comidas con pescados y mariscos. Es imperdonable que ese ícono de una ciudad, que se precia de ser la capital turística de los argentinos, tenga tan baja la calidad de su oferta gastronómica.

El hecho que nos manifiestan, ocurrió el pasado miércoles 23 en el Restaurante Puerto de Palos, uno de los dos o tres lugares, que permanecen abiertos ese día de la semana, en el complejo de cantinas típicas del puerto, donde se supone que puede disfrutarse de exquisitos platos de frutos del mar. Pero no es así, en absoluto.

Según el relato, la decisión de una pareja marplatense fue darse el gusto de ir a cenar afuera y eligieron un restaurante de esa especialidad. El primer intento fue en el Rincón Basko, cerrado. Luego siguió, con la misma suerte, en Casa Vieja, frente a la Gruta de Lourdes, finalmente Viento en Popa también sin atención. Al toque, está el Centro Comercial del Puerto, por lo menos está abierto.

Elegir Puerto de Palos, no fue un problema hasta ese momento, sino que los mismos vendrían después. Lo que sería el acompañamiento de una copa de espera, por lo menos,  con anchoas o boquerones, no, fue consomé de calabazas, nada que ver con el maridaje, además servido en un dedal. Caldo de zapallo en un lugar pegado al puerto de pescadores. Parece mentira, pero no, es así.

La recomendación fue la picada con diez componentes ($ 420.-), para resumir, cornalitos y rabas, servido tipo babosas, 4 calamarettis, souflé de merluza más o menos lo mismo, y la paella equivalente a 4 cucharadas soperas, y demás por el estilo hasta llegar a las diez cazuelitas, todo en un volumen similar.

Fue difícil decidir ir por otro plato, porque la mano venía mal, para más de lo mismo. Vamos a probar con el postre,  pensaron a esa altura los ya frustrados comensales, que decidieron salir a comer pescado una noche de miércoles y fueron al Puerto de Mar del Plata.

Y la elección fue almendrado con charlotte para la señora, y mousse de dulce de leche para el caballero. Y ahí comenzaron otros problemas. “Perdón señora” dijo el mozo, cuando trajo los postres a la mesa sin el charlotte. El trabajador gastronómico creyó que había olvidado el chocolate caliente, no había sido un olvido, no había le dijeron en la cocina: papelón, la única salida era el almendrado sólo.

Mousse de dulce de leche tampoco había, la elección obvia, “traé de chocolate”, la crema mousse fue comparada a una torta negra apelmazada a punto de congelamiento, que no se podía comer.

Sopa de zapallo, platos en dosis homeopáticas, que ya eran feos hasta en sus aspectos y postres que lejos estuvieron de salvar la noche, fue la experiencia vivida para comer pescado en el Centro Comercial del Puerto. El saldo fue la cuenta, un generoso descuento por pago en efectivo, dejó la suma total en $ 660.-

¿Qué hace el EMTUR? ¿Qué promociona? ¿A qué van a Madryn, a Rawson, a Córdoba, a Tucumán? Tienen que empezar por definir las categorías de los restaurantes por especialidad, hacer un control de los mismos, para que no estafen más a la gente. Es difícil de aceptar que especialistas en turismo no reparen en la calidad de la comida típica marplatense en el propio puerto de la ciudad. Es un verdadero relajo. Después vienen las quejas cuando afloja el turismo. Esta ciudad se caracteriza por expulsar gente, en el EMTUR ni se enteran.