Se ha desatado una abierta confrontación en la cúspide del PRO y como corresponde impacta en Mar del Plata. El intendente Guillermo Montenegro logra escindirse de la confrontación porque dispone de territorio propio.
No se pronuncia por su propia reelección que acompañan desde la cima del PRO junto a sus aliados vernáculos como la UCR y la CC que disfrutan de las mieles. Sin luces propias radicales y lilitos están a la expectativa, también está alterado el elenco del loteado gabinete, mientras que el circo en el HCD es más de lo mismo. El sistema de reparto funciona.
Siempre habrá un predio de disposición final de residuos, un aumento de boleto, un presupuesto para aprobar, etc. “A ver” ( como dice Massa en apuros) siempre hay un Lauría, un Acción Marplatense y también en las negociaciones el FdT moja el pancito. Siempre habrá una mayoría deseosa de recompensa.
Muchos están inquietos porque la calle está cada vez más dura y la variable de ajuste no es el gasto político sino la masa salarial de los trabajadores municipales, ya que el STM también está convidado a la fiesta de la no gestión municipal.
En el gabinete y en concejo no se está debatiendo el futuro de la ciudad ni de sus gobernantes, están decidiendo su propio futuro en elencos que permanecen en la penumbra de una coalición espantosa gestada sólo para ganarle al kirchnerismo.
Hoy el único que lo asegura es Montenegro, que hasta fin de junio escucha ofertas, pone cara de yo no fui y lo tortura la chance que Kicillof quede indemne en La Plata y otra vez Mar del Plata vuelva a ser “su lugar en el mundo” (como antes lo había sido San Isidro).
Otros cuatro años en el esquema actual obliga a replanteos con quienes ya sean definidos como candidatos, hay que asegurar los cierres y Montenegro no se olvida que en 2018 retornaba a la ciudad no como un vecino sino con Mauricio en la Casa Rosada y Mariu en La Plata. Pero pasaron cosas.
Hay que conducir la nave, la ciudad más importante del interior bonaerense, la zona balnearia por excelencia, codiciada por la política argentina hoy es del PRO y el botín hay que asegurarlo.
Mientras tanto el clima se va enrareciendo, contamina un ambiente nada diáfano. Sentado sobre las encuestas favorables, muteado absoluto, juega con otras expectativas y va midiendo, especulando cómo llegar a los 30 años viviendo de la política, sin que nada lo damnifique.
Las listas, sus candidatos, los posicionamientos, las presiones de todos tienen que ver con el qué harán el próximo 11 de diciembre. Equipo que gana no se toca y eso también influye en su cercanía tanto en el DE, el HCD y la legislatura bonaerense.