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Gestión Montenegro: Tercer año sin poda de árboles en la vía pública

 

No sólo son las caídas reiteradas de columnas de hierro y artefactos de iluminación en la vía pública, las ramas cargadas comenzarán a ser otro riesgo que puede convertirse en un dolor de cabeza para las compañías de seguros de automóviles. También los peatones pueden sufrir los efectos de las ramas de los árboles que se quiebren.

Ni selectiva ni sistematizada, era una discusión de décadas anteriores. Los cursos para matricular a podadores urbanos y un registro para su contratación también dejaron de fomentarse. La enorme desinversión urbana municipal comienza a pasar facturas. Ya se pudo observar con la acumulación de hojas que dejó el espeso follaje en la vía pública y la lenta recolección de la empresa de recolección de residuos.

Según los especialistas consultados las consecuencias de la falta de poda, la misma provoca caída de grandes ramas sobre redes eléctricas y servicios de cableado de empresas de comunicaciones, además de agotar rápidamente los desagües pluviales cuyo nivel asciende causando trastornos más graves según las zonas.

La prevención de un fondo de inversión para enfrentar riesgos de una caída en la recaudación municipal, es inversamente proporcional a los perjuicios que sufrirán inexorablemente los vecinos que notarán como las veredas se deterioran de manera inexorable. Tampoco se facilita  divisar las luces de las linternas de semáforos y el alumbrado público disminuye su capacidad de iluminación durante los próximos meses, contribuyendo a la inseguridad en todos los barrios de la ciudad.

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