Mientras se ajusta el dispositivo de seguridad para evitar desbordes esta tarde en el recibimiento a Dibu Martínez, han comenzado a trascender refriegas internas en el PRO entre contendientes de distintas categoría, un peso pesado y medio liviano.
“Mi único socio es Abad” dice con la frecuencia necesaria Guillermo Montenegro, excluyendo cualquier interferencia. Pero el ruido surge alrededor del ¿presidente o coordinador del PRO? Emiliano Giri casi en rebeldía por manifiestos incumplimientos del intendente, que para su gusto no lo tiene demasiado en cuenta.
Las despedidas de año y las invitaciones juegan su papel, como las asistencias a esas juntadas políticas, donde Giri no ha sido invitado y viceversa, lo cual no habla de una armónica convivencia.
El empresario vinculado a Ripsa (prestataria de servicios a la MGP) no las tendría todas consigo, y algunas fuentes señalan que sufre el ninguneo de Alejandro Rabinovich a cargo de todas las operaciones “montenegrescas”, que se van conociendo en la ciudad y son el fruto de una audacia que huele a inmunidad, que comienza a preocupar a quienes tienen que poner la cara, como lo ha sostenido la propia presidente del HCD Marina Sánchez Herrero, la esposa del diputado provincial Maximiliano Abad.
Para colmo trasciende con bastante fuerza que Constanza Addiechi sería la elegida para encabezar la lista de concejales, un lugar que había sido comprometido para Agustín Neme, quien es el que aguanta los trapos del DE en el Concejo Deliberante, lo cual no es un detalle menor con los desaguisados de una gestión que está todos los días un paso atrás de los marplatenses.
Es difícil prever dónde irá a sentar sus reales Giri, que se puso casi todas las camisetas hasta que el PRO lo termina absorbiendo como tarde o temprano terminaría sucediendo. Esta es una disputa que si bien era incipiente ya comenzaba a observarse por los cruces en las redes sociales.
Otro dato de la realidad es las pocas fotos que existen de Montenegro y Giri juntos últimamente, teniendo en cuenta que éste último se adjudica en mesas políticas haber sido quien puso a los dos últimos intendentes de Mar del Plata, Arroyo y Montenegro, y podría estar buscando la independización del Atila Montenegro, en una nueva construcción política que reúna a los desencantados del intendente. Todo para mirar y observar con atención y cómo se da el juego con el peronismo satelital, ambos muy proclives al mismo.
