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Efecto arrastre y votos del conurbano: los desafíos de la campaña de Massa en la provincia de Buenos Aires

Sergio Massa ya tiene su foto de unidad, pero algo huele mal. Clic en Salliqueló, donde se giró la canilla del gasoducto Néstor Kirchner y se fugó la interna. Ya el lugar elegido parece una trampa del inconsciente peronista hoy. Salliqueló significa “Médanos de los zorrinos”. Un montón de arena -tremendo imán para el reaparecido domiciliado nómade de Amado Boudou- de pequeños omnívoros con una característica única: cuando se sienten amenazados, fruncen la cola y expulsan un almizcle pestífero.

Los predadores. Cuál es la amenaza que asoma más allá de la foto de familia en el Día de la Independencia. El futuro se planifica, como dijo Máximo Kirchner el domingo, y si algo sabe hacer el peronismo es ganar elecciones en el escritorio. Todo vale: aparato y más. Los números ponen en jaque el sueño del candidato de Presidente, cada vez más dependiente del arrastre de Axel Kicillof y de los intendentes de la provincia de Buenos Aires, que tienen más intención de votos que la “fórmula federal” con Agustín Rossi.

Hay una regla de tres compuesta de la que ya hablan en el peronismo bonaerense.

  • Los votos del conurbano. “En la Tercera sección electoral tenemos que sacar por encima del 50% de los votos porque si no Massa no gana”, proyectan para la general. ¿Y en la Primera, donde JxC es más fuerte? “Tenemos que acercarnos a un empate”, sacan cuentas y advierten: “Nos jugamos todo en las PASO”.

Para entender de qué hablan. En 2009, cuando Néstor Kirchner perdió las elecciones legislativas, la daga mortal la recibió en La Matanza, donde sacó el 42 por ciento, solo 11 puntos más que Unión-Pro, de Francisco de Narváez, Mauricio Macri y Felipe Solá. Kirchner esperaba una diferencia de cerca de 20 puntos para ganar en la Provincia. La lista local de Fernando Espinoza venció con el 44 por ciento.

Claro, también hubo tijeras asesinas. Una de las más alevosas fue en Tigre, donde por el corte de boleta Malena Galmarini sacó 14 puntos más que la lista que encabezaba Kirchner y llevaba a Massa, entonces jefe de gabinete de CFK, como candidato testimonial. Del lado de los leales quedó Mario Ishii, el intendente de José C. Paz, donde la lista de Kirchner obtuvo el 52 por ciento, 26 puntos por encima de Unión-Pro.

  • Ausentes, jóvenes y desencantados. “Vamos a tener que empezar hacer más videitos de TikTok como hacen Bullrich y Larreta: ese es el norte”, era la conclusión en las sobremesas de la charla que dio Ignacio Ramírez, el consultor de Kicillof, a los intendentes y jefes territoriales en el salón de fiesta Lozano, en La Plata, la semana pasada. Fue después de que el creador de la campaña del Clío apuntó que el 40 por ciento del electorado joven está en la provincia de Buenos Aires y que el 40 por ciento de los jóvenes de entre 16 y 29 años no piensa ir a votar. Una tajada de los que sí van, votarían por Javier Milei. Se vienen videos de TT de Kicillof. “Es una experiencia nueva que estamos desarrollando. Queremos que luzcan natural”, dicen en la Gobernación. La preocupación por los jóvenes es tal que ya tienen un programa de gestión, Mi Primer Voto. El gobierno bonaerense capacita a docentes de escuelas públicas para que convenza a los chicos a ir a votar. La oposición todavía no dijo nada, envuelta en la interna.

“¿Dónde están los públicos?”, se preguntan los dirigentes que escucharon a Ramírez entre arrolladitos de miga y jamón. Ya les pasó en las últimas PASO que el ausentismo los dejó knock out y tuvieron que subirse a una flota de remises y taxis que les sirvió para amortiguar la derrota en las generales. Hoy, en las encuestas el ítem indecisos ronda el 10 por ciento. Kicillof seguirá con su perfil: las recorridas forman parte de su campaña de cercanía exacerbada. Tan de vecindad como cuando lleva a su hijo dos veces por semana al club a jugar al básquet, sale a comer afuera con una mínima custodia o se corta el pelo en el salón de Santiago Giovannone, en La Plata.

Juan Grabois con la camporista Mayra Mendoza, en Quilmes, la semana pasada. También estuvo en Salliqueló. Daniel Scioli, no (Foto: Twitter/juangrabois)
Juan Grabois con la camporista Mayra Mendoza, en Quilmes, la semana pasada. También estuvo en Salliqueló. Daniel Scioli, no (Foto: Twitter/juangrabois)
  • El efecto Grabois. Estar cerca es muy bueno, cree Kicillof y por eso tiene previsto un par de actos con Grabois. “Estamos coordinando fechas, están las dos opciones en agenda”, responden en la Gobernación sobre si el barniz será electoral o de gestión. “Grabois puede sacar entre 4 y 5 puntos”, dice un contador del peronismo. “En los centros de estudiantes de las facultades de La Plata hay mucho peronismo que no es de La Cámpora. Si no estaba Grabois en las PASO iban a votar a Myriam Bregman”, completa. Que sume, pero que no multiplique es la consigna de Máximo y de Massa para que el efecto Grabois no los perjudique personalmente. Massa ya se aseguró que en las provincias del norte haya solo boleta corta del fundador del Movimiento de Trabajadores Excluidos.

Ya se sabe: la marca JxC -Bullrich + Larreta- le gana a UP en intención de voto. Massa quiere ser el candidato más votado de las PASO para presentarse perfumado a las generales de octubre y llegar vestido a un hipotético balotaje en noviembre. Todo mientras trata de lograr un acuerdo con el FMI e improvisar un snack para la clase media. Con la líbido bien puesta, 24/7 como pidió Cristina Kirchner, vestida de verde petróleo y abanico en mano para no aplaudir a Alberto Fernández. Pero con la caja vacía. Ya no hay ¡éxtasis!, como decía Néstor Kirchner.

El candidato de Presidente hace fuerza para retener el tercio de CFK y en el envión sumar de donde sea. Hasta cuenta los 3 mil votos por distrito de los fiscales que había logrado juntar Daniel Scioli en el conurbano. Es que el 30% viene pinchado por dos lados: por el alfiler de Juan Grabois que clavó la costurera vicepresidenta y por la filtración del electorado que votaba al peronismo y ya no.

Además, hay heridos por todos lados. Herida La Cámpora por “Wado corrido” -el primero que aparece en el spot presidencial de UP- y heridos por Máximo Kirchner, como el Cuervo Larroque y el intendente más cristinista, el ensenadense Mario Secco, que pegó el faltazo a un acto de Rossi y Kicillof en el Astillero Río Santiago. El enojo de Ishii con el hijo del expresidente Kirchner es tan repetido como su poncho borravino.

Hasta en el pueblo del gasoducto Néstor Kirchner hay tirados en el piso dolientes de la interna. Salliqueló pertenece a la Sexta sección electoral, integrada por 22 distritos, liderada por Bahía Blanca. “Por un berrinche de Máximo, Bahía Blanca se quedó con todos los lugares en las listas. El resto de los distritos nucleados en ‘la cooperativa’ – que históricamente se llamaron así para repartirse los espacios más o menos equitativamente quedaron de garpe”, le dice a TN un geólogo del peronismo bonaerense.

La “campaña del miedo”, las curitas y las cuentas

Massa sonríe y reparte curitas como un heladero de playa Bristol: “Lloren, chicos, lloren”. Pasa en ambulancia y ofrece sana, sana y futuro. La CGT, adentro. El Movimiento Evita, más difícil de roer. Fernando “Chino” Navarro y Emilio Pérsico se reunieron con Massa. Por ahora foto no hay.

Cicatrización y daño es la paradoja de su ADN político. ¿O no se vendió alguna vez como el exterminador de La Cámpora? ¿Su gracia? ¿Seducir de contrabando a un electorado que lo ve como una vacuna de ARM mensajero contra el kirchnerismo?

Enfrente tiene a una Patricia Bullrich, exultante por los tropiezos de Javier Milei, con un precandidato a gobernador Néstor Grindetti que genera menos entusiasmo que el precandidato de Horacio Rodríguez Larreta, El Colorado, con letrero rojo en la tira, Diego Santilli.

La suma y resta que los desvela. Kicillof le suma a Massa. Santilli, a Larreta. Massa le resta a Larreta y ¿viceversa? Milei, a Bullrich. ¿Entonces?

Massa eligió a La Piba como la adversaria que le conviene. “¿Cuál es Bullrich? ¿La de Montoneros, la que estaba con Menem o la que trataba a Macri de delincuente?”, se preguntó públicamente y aparecieron afiches con “Carolina Serrano, presidente”, el supuesto alias de Bullrich en el pasado. La precandidata lo empujó al presente: “¿Por qué no trata de resolver la inflación de 120 % anual?, le devolvió.

La pregunta del millón

Después de las PASO, qué operación matemática cuajará la interna de JxC es la gran pregunta, que obsesiona al Massa “fullero”. La carambola del millón. Ironías de la interna. No llegó por la recorrida en la provincia, pero Bullrich tenía pensado ir el sábado al teatro a ver la obra de Juan Acosta, “¿Qué somos?”. Larreta también se lo pregunta. Quién absorbe los votantes del perdedor en las PASO de JxC.

Arrancó la campaña con todo. La “del miedo”, la polarización, el manual conocido. Todos se colgaron del gasoducto. Moria -la madrastra de Massa- versus Susana, silbada por los K en la puerta de los Martín Fierro. CFK versus Macri. Nacidos para la grieta.

Si hay foto, hay video y lo que se vio en Salliqueló es intrigante.

Massa, un tigre agazapado, mientras se aferra a CFK para pegar el salto. “Ojo que no es lo mismo que en 2015 con Scioli y que en 2019 con Alberto. Massa es el presidente de otro partido, el Frente Renovador-. Es un aliado, no uno de adentro”, anticipan la pelea algunos.

La Vice ¿profundiza? su repliegue táctico y sus apariciones puntuales. ¿Se viene un acto por la muerte de Eva Perón el 26 de julio? ¿Se refugia en el PJ como ya hizo su hijo en la sucursal bonaerense? Un dato curioso y ¿revelador? En la web del PJ nacional casi no hay rastros del presidente partidario Alberto Fernández: hay un spot de Unión por la Patria y una foto a pleno de Cristina Kirchner con el hashtag NosUnimos. “Todos suturados triunfaremos”.

Atrás quedó el que “se suturen el or…” que le dijo Cristina Kirchner a su escucha Oscar Parrilli. Ahora urge repeler a depredadores.

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