Mascotas

Dejarlo morir. Otro perro lo lastimó y una foto lo salvo de la triste decisión de sus dueños

Ocurrió unos días antes de que se declarara el aislamiento social, preventivo y obligatorio en el territorio nacional. Fue en La Plata, en una zona alejada del centro de la ciudad. Dos perros machos habían peleado y uno de ellos salió lastimadoUna vecina del lugar no dudó en tomar imágenes del que había corrido peor “suerte” y pronto la fotografía se hizo viral.

“Una madrugada vimos la foto de un perrito con mitad de la cara comida. A pesar de la distancia, ya que estaba en La Plata y nosotras en la Ciudad de Buenos Aires, decidimos que teníamos que ayudarlo. En cuanto amaneció salimos a buscarlo. Cuando llegamos, lo que vimos nos rompió el corazón. Estaba tirado con la mitad de la cara comida por las larvas y rodeado de cientos de moscas. Ya casi no se movía. No podíamos creer que hubiera aguantado hasta ese punto”, relata Leila Simonian, una de las voluntarias de Soplo de Vida (@soplodevida), un grupo de jóvenes mujeres que rescata, rehabilita y da en adopción a animales en situación de calle y que sufren el maltrato.

Se llamaba Stompi y tenía dueños. Hacía casi un mes que una pelea con el perro de un vecina había dejado como resultado una enorme bichera en su cara. El proceso de infección había sido lento pero agresivo. Desde el momento en que la larva de la mosca pone sus huevos en la herida, estos eclosionan a los cinco días y se transforman en larva, pasan unas dos semanas hasta que el tejido comienza a desintegrarse. Pero sus dueños, simplemente habían decidido no hacerse cargo y dejarlo morir.

Leila y sus compañeras no perdieron tiempo en el lugar, Cargaron a Stompi en el auto y emprendieron el viaje de regreso. “Pero en el camino lo vimos tan mal que decidimos internarlo en una veterinaria de La Plata, no creíamos que resistiera la hora de viaje que teníamos por delante”.

blank

En cuanto llegaron a la veterinaria y un médico vio a Stompi las noticias no fueron alentadoras. “No nos dieron esperanzas de vida. Nos dijeron que era un perro que probablemente no lo fuera a lograr, y que en el caso de que lo hiciera, no iba a poder vivir una vida normal. Lo mejor era la eutanasia, decían. Pero decidimos seguir nuestra intuición y apostar todas nuestras esperanzas en Stompi, algo nos decía que si había llegado vivo hasta ese punto, no se iba a dar por vencido fácilmente”.

Seguir una corazonada

Estaban en lo cierto. Al pasar las horas, Stompi rompió y superó todos los malos pronósticos. Después de tan solo dos días de internación, empezó a comer, a pesar del dolor que eso implicaba para él. Luego de varias limpiezas quirúrgicas y de sacar todos los gusanos que se habían alojado en la enorme herida, los veterinarios advirtieron que no solo estaba comprometida la mitad de su cara, sino también uno de sus ojos.

blank

Luego de una semana y media de internación, el médico veterinario decidió que lo mejor era que Stompi siguiera su recuperación en un hogar de tránsito. “Nos costó bastante encontrar una persona responsable que no se impresionara con su estado. Pero una vez que la encontramos, nos pusimos muy contentan al entender que Rocío había su aliada perfecta”. Ella se animó desde el primer día a ayudar a Stompi en su dura recuperación. Y con amor, cuidados y dedicación, en poco tiempo pasó de 15 a 25 kilos.

Y una vez que sus valores se normalizaron, Stompi atravesó su primera cirugía. En ella le terminaron de sacar y cerrar el ojo que ya no funcionaba y le colocaron el primer injerto de piel para empezar a cerrar su herida. Por suerte todo salió bien y en un mes le realizaron la segunda. Lamentablemente en esta instancia el injerto no logró prenderse y tuvieron que retirarlo. “Esto significa que Stompi deberá afrontar una tercera cirugía para que termine de cerrar la herida, pero mientras tanto él vive su vida normalmente y espera a una familia que decida adoptarlo para toda la vida. Juega, ladra, come, salta, vive la vida de un perro normal. ¡Ante sus ojos, el es igual que cualquier otro!”, dice contenta Leila.

Deja un comentario