Año 1942, la Segunda Guerra Mundial, en pleno fragor, sigue causando miles de muertos, no solo por la metralla; también por el hambre. La crisis económica se extiende; la República Argentina, dice que es neutral y lo es, en el aspecto operativo: sus fuerzas armadas siguen los acontecimientos por los diarios y los noticiosos cinematográficos.
Todos los estratos sociales abordan el tema central y líderes de distintos estamentos, políticos, militares, empresariales y del gremialismo incipiente, especulan por el resultado final; que no era otro que saber si Adolf Hitler y el nazi fascismo conseguirían concretar el diabólico plan de adueñarse, en primera instancia, del continente europeo.
En ese entorno se produce en Buenos Aires, un 4 de septiembre de 1942, un hecho emblemático que sacude al país y pasa a convertirse en una de las más recordados pillajes vividos en La Argentina: El affaire de los niños cantores que, con una ingeniosas artimaña, falsifican el sorteo de la Lotería Nacional, en ese momento, el juego de azar por excelencia…
El ardid era sencillo: Los cerebros de la estafa habían hecho construir a un carpintero bolillas similares a las que rotaban en los globos de vidrio, a la vista del público:
Uno de los niños cantores tenía escondida en su mano la pequeña esfera con el premio mayor y otro, aprisionaba en su manito el número elegido.
Y cacareó la gallina: cantaron el 31025 con ¡Trescientos mil pesosss! (en la jerga del “escolaso” , el 25 se identifica con el ave ponedora…)
Los Niños Cantores engañaron al numeroso público asistente y al escribano que controlaba el sorteo.
La Argentina asistía a grandes negociados. La corrupción, como sucedería varias décadas después, era moneda corriente: Escándalos con la CHADE, empresa eléctrica que durante “la década infame” estafó, a industriales, comerciantes y vecinos, con sobre facturaciones, calculada en 87 millones de pesos de esa época y que, trasladada nuestros días debería calcularse con varios ceros más…Con esa impresionante acumulación de dinero, compraron al Presidente de la República; a legisladores, concejales y políticos; opositores y oficialistas; en la larga retahíla de corrupción también tuvo lugar destacado la venta de tierras en El Palomar, autorizada por ley y el Congreso para ampliar el Colegio Militar. Los gestores del negociado compraron el metro cuadrado de tierra a veinte centavos y lo vendieron al Estado a un peso con diez Para tener exacta dimensión de le estafa una simple ecuación matemática: el predio tenía 222 hectáreas, vale decir: 2.220.000 metros.
Un editorial del diario La Prensa, censurando el acto delincuencial motivo la renuncia del Presidente de la Nación, Roberto Ortiz; pero, como no era “indeclinable, fue rechazada por el Parlamento; muchos de sus miembros, así como funcionarios del ministerio de Guerra, enriquecieron de la noche a la mañana.
Otro hecho policial, motivó la clausura dispuesta por Ramón Castillo, entonces presidente provisional de la Nación, del Concejo Deliberante por la corrupción Eran tantos los casos escandalosos que numerosos jóvenes se reunían para romper la Libreta de Enrolamiento y arrojar las hojas desgarradas contra la Casa de Gobierno.
Nos hemos ido del tema.
¿Por qué el recuerdo de los Niños Cantores?
La proliferación de juegos de azar, en nuestros días, hace sospechar de la claridad de algunos juegos de azar.
Si antaño, carentes de “tecnología de punta”, computación, satélites, web, etcétera, fabricaron “bolillas” de madera que parecían “igualitas a las del sorteo”, o cambiaban las legales por otras más pesadas para evitar que salieran elegidas, qué cosas no se podrían idear en nuestros días.
Por empezar, varios de los sorteos de moda en estos momentos, aumentaron el precio de las jugadas (olvidando que el gobierno dice que no hay inflación) sin incrementar en igual proporción los premios a los ganadores; nadie defiende los intereses de los apostadores.
Algo más de aquel emblemático caso de los “Niños Cantores”: ¿Quieren saber quiénes destaparon la olla de sideral estafa ?
El diario Crítica, legendario vespertino fundado por el uruguayo Natalio Botana, que en aquella histórica jornada del 5 de setiembre de 1942 tituló a toda página: “Ayer salió con la grande un número ya anticipado”,
El llamado pasquín o prensa amarilla, publicó la primera información, alertando a las autoridades y la justicia y un diputado de la oposición (el santafesino Agustín Rodríguez Araya) movió los hilos para hacer detener a los Niños Cantores, a los padres y otros involucrados, que, en principio negaron pero, después, ante los embates del legislador en los “careos” , terminaron reconociendo la gran estafa.
Dicen los viejos memoriosos que en aquel sorteo los que se enriquecieron con el “25”, fueron muchísimos más que los que acertaron el mismo número cuando River se fue a la B…
Y para terminar este “mezcolanza” , podríamos evocar el intercambio epistolar de Engels y Marx y una definición que, quedó para la posteridad:: “ la historia se repite, primero como drama y luego como farsa”
¿Será verdad?
Si tiene dudas, otras frases contundente de nuestro genial filósofo popular, Enrique Santos Discépolo, escritas en el tango “Cambalache”, allá por 1934:
Que el mundo fue y será una porquería
ya lo sé…
(¡En el quinientos seis
y en el dos mil también!).
Que siempre ha habido chorros,
maquiavelos y estafaos,
contentos y amargaos,
valores y dublé…
Pero que el siglo veinte
es un despliegue
de maldá insolente,
ya no hay quien lo niegue.
Vivimos revolcaos
en un merengue
y en un mismo lodo
todos manoseaos…
¡Hoy resulta que es lo mismo
ser derecho que traidor!…
¡Ignorante, sabio o chorro,
generoso o estafador!
¡Todo es igual!
¡Nada es mejor!
¡Lo mismo un burro
que un gran profesor!
No hay aplazaos
ni escalafón,
los inmorales
nos han igualao.
Si uno vive en la impostura
y otro roba en su ambición,
¡da lo mismo que sea cura,
colchonero, rey de bastos,
caradura o polizón!…
¡Qué falta de respeto, qué atropello
a la razón!
¡Cualquiera es un señor!
¡Cualquiera es un ladrón!
Mezclao con Stavisky va Don Bosco
y “La Mignón”,
Don Chicho y Napoleón,
Carnera y San Martín…
Igual que en la vidriera irrespetuosa
de los cambalaches
se ha mezclao la vida,
y herida por un sable sin remaches
ves llorar la Biblia
contra un calefón…
¡Siglo veinte, cambalache
problemático y febril!…
El que no llora no mama
y el que no afana es un gil!
¡Dale nomás!
¡Dale que va!
¡Que allá en el horno
nos vamo a encontrar!
¡No pienses más,
sentate a un lao,
que a nadie importa
si naciste honrao!
Es lo mismo el que labura
noche y día como un buey,
que el que vive de los otros,
que el que mata, que el que cura
o está fuera de la ley…
(1) El Presidente Ortiz, radical antipersonalista, en 1942 hacía 2 años que estaba en uso de licencia por la grave enfermedad que padecía, su diabetes lo había dejado ciego. Mientras, gobernaba su vice Ramón Castillo, un conservador. Renunció en junio de ese año falleciendo pocos días después. Su política fue combatir la corrupción y el fraude electoral. Al asumir Castillo volvió a las viejas prácticas del fraude y la corrupción. (2) Chorrea grasa, no la letra de Cambalache sino la actitud de haber pegado toda su letra.