La Municipalidad de General Pueyrredon tiene el crédito cortado y muchos proveedores ya no cotizan por los atrasos que registran en los pagos. Contadores de las empresas habitualmente oferentes, recomiendan a los dueños de las mismas no cotizar.
Las actas que acompañan como ilustración esta nota, reflejan el estado de las cuentas públicas que el ex intendente Carlos Fernando Arroyo entregó a Guillermo Montenegro, en la transferencia del cargo previo a la asunción del reelecto funcionario del PRO.
En esta somera síntesis, quedará reflejado el golpe institucional que vivió la ciudad de Mar del Plata, por la decisión de quienes integraban la Coalición Electoral de Juntos Por el Cambio: el PRO, la UCR, la CC y el Partido Fe. No dejaron participar a Arroyo con Agrupación Atlántica en la interna de JXC, cuando se dirimió la candidatura en las PASO.
Arroyo ya venía de dar el gran golpe electoral en 2015, cuando se quedó con la candidatura tras vencer sin sobresaltos a Vilma Baragiola. Pero por qué es necesario seguir el hilo del golpe institucional que encubrió la política.
El gobierno del ex intendente no pudo acceder a los adelantos del Banco de la Provincia de Buenos Aires, a través de giros descubierto para el pago de sueldos municipales. Sin embargo, su gestión dejó en caja dos nóminas salariales mensuales junto a la partida del SAC del segundo semestre del 2019.
Es necesario recordar que el gobierno de Gustavo Pulti, había dejado en 2015 un importante déficit al culminar su mandato, a tal punto que el clan de los Moyano, inició una serie de medidas de fuerza en Enero de 2016, para comenzar a debilitar al intendente Arroyo, cuando no había cumplido tres meses de gobierno. En estas operaciones no estuvieron ausente los Gilardi Boys con el STM.
Este juego político tenía su cabecera en La Plata, donde la cabecilla era la propia gobernadora María Eugenia Vidal, rápidamente alineada con el mandamás del Diario La Capital Florencio Aldrey Iglesias.
Además, Vidal activaba la usina través de Manuel Mosca, inseparable de los conspiradores Maximiliano Abad, Fabián Perechodnik y Joaquín De La Torre, entre otros, quienes fueron armando las condiciones para el golpe institucional político, que consistía en sacar de competencia a Carlos Arroyo, quien sin embargo sorteó ese acoso inmenso, enfocándose en la gestión y en dar batalla a los problemas reales de la ciudad.
En medio de esa desigual pelea que debió librar casi en soledad, el diputado nacional Guillermo Montenegro era impulsado como tropa propia a través de la Secretaría de Medios Públicos de la Provincia de Buenos Aires, a través Mariano Mohadeb, quien bajaba el ducto económico de apoyo de la propaganda oficial a través del multimedios La Capital. Alejandro Rabinovich obró como jefe de campaña y luego todos formaron parte del gobierno de Guillermo Montenegro.
Quien a cuatro años de asumir su mandato ha recibido su pesada herencia por deficiente gestión propia, descuidando lo más sagrado de un dirigente político (con verdadero apego su territorio y a sus habitantes) como es la austeridad en la administración de los recursos públicos.
Hoy así queda reflejado en la vuelta al descubierto bancario para el pago de sueldos, luego de duplicar la planta política como consecuencia del loteo del gabinete, el ingreso record de personal a la planta permanente producto del acuerdo con el STM y sectores políticos afines.
En el presupuesto 2024, que se trata en estos momento, ya se excluyeron obras públicas del mismo porque tampoco alcanzaban los recursos. Precios altos que Montenegro, va a pagar en este segundo mandato, que da a luz con un pedido de endeudamiento de $ 4.200.000.000.-, aumento de tasas del 120 % y el impuesto al combustible que carece de antecedentes en Mar del Plata por sus características.
