Arte y Cultura, Cine

Con Aniceto se inaugura una nueva propuesta cinematográfica

Puro artificio. Favio propone una puesta en escena evidente y suma guiños a su propia obra.

De repente, Mar del Plata se ve invadida por una cantidad importante de ciclos de cine, que enriquecen sobremanera la programación cultural de todo el año: ahora, con el incentivo del Instituto Nacional de Cinematografía y Artes Audiovisuales (INCAA) llega Camino al Festival, que intenta “prender” en el público la idea de que el Festival Internacional que se hace en noviembre le pertenece al público.

Este ciclo, que está planeado se realice todos los años en los meses previos al Festival, se desarrollará los martes en dos funciones -a las 17 y a las 19:30- en el Teatro Colón (Yrigoyen 1665). Además del INCAA, participa de su organización la Secretaría de Cultura local y la recientemente instaurada Asociación Realizadores Audiovisuales de Mar del Plata (ARAMdp).

La apertura del ciclo, que se dará hoy, será con Aniceto, el film con el que Leonardo Favio retornó a la pantalla grande tras lo que fue Gatica, el mono. La idea de Camino al Festival, precisamente, es proyectar cine nacional, sobre todo actual y en ocasiones que aún esté sin estrenar. Además, en la previa se verán cortos realizados por artistas marplatenses: la idea, también, es darle espacio a lo local.

Sobre Aniceto se puede decir que se trata de una reversión que hace el propio Favio de su obra Este es el romance del Aniceto y la Francisca, de cómo quedó trunco, comenzó la tristeza y unas pocas cosas más, de 1966. Favio recorre en esta ocasión a lo musical y el baile, con las participaciones de los bailarines Hernán Piquín, Natalia Pelayo y Alejandra Baldoni en los protagónicos.

El film, rodado totalmente en estudios, denota continuamente su condición de ficción: el artificio de la puesta en escena, con una Luna que es un reflector gigante, genera un clima de enrarecimiento que potencia la belleza visual de esta propuesta. A esto se suman referencia autoconscientes a la obra del autor, plagadas de guiños a la cultura popular imbricada con el gran espectáculo: el gran director de nuestra cinematografía, el más operístico, y un film fallido pero no por eso menos interesante.

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