La causa por la desaparición de Facundo Astudillo Castro llegó a un punto de inflexión. Los restos humanos hallados anoche en una ría próxima a Bahía Blanca estaban a punto de llegar a la Capital, donde este martes se determinará si se trata del cuerpo del joven visto por última vez el 30 de abril pasado.
En el laboratorio del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), convocado por las especialísimas condiciones de esos restos, un grupo interdisciplinario analizará el cadáver reducido prácticamente a un esqueleto para determinar la identidad, la data, causal y modo de muerte. Las revelaciones de la necropsia definirán mucho más que un nuevo grado de avance de la causa a nivel judicial: marcará, también, el grado de impacto en el gobierno nacional y en el bonaerense, ya conmocionados por las implicancias del caso y cuestionadas por Cristina Castro, madre de Facundo, que exige la renuncia del ministro de Seguridad, Sergio Berni, por considerar que la policía bonaerense es responsable de un acto criminal contra su hijo.
La mujer, temprano, había afirmado, cuando policías y peritos iniciaban su trabajo en el lugar: “Hay muchas probabilidades de que sea mi hijo. Mi instinto de mamá me lo dice”. Luego, ella misma encontró la zapatilla en ese descampado bañado por rías donde coinciden cursos agua dulce y del mar. Es idéntica a las que se ven en la foto que le tomaron policías, a la vera de ruta 3, cuando le labraron la infracción por violar la cuarentena, hace 109 días.
“Está intacta, impoluta, como si la hubiesen dejado ahí hace dos o tres días”, describió la mujer; tenía sentido lo que decía: casi no tenía barro y el cordón estaba atado.
El hallazgo generó enorme conmoción en ámbitos gubernamentales, tanto a nivel provincial como nacional. Hace pocos días la madre de Facundo habló por teléfono con el presidente Alberto Fernández y le exigió el mayor esfuerzo para que encuentren a su hijo.
Trabajo en el terreno
Profesionales del EAAF llegaron a primera hora de hoy para trabajar en el sector conocido como “El Pescadero”, que los lugareños llaman “Villarino Viejo”, cerca del tendido ferroviario de Ombucta. Entre la ruta 3, por la que Astudillo quería llegar a Bahía Blanca, y ese lugar donde apareció este esqueleto hay varios kilómetros. Es un descampado árido con apenas un par de huellas que ofician como caminos para llegar a la costa. Un sendero que muy pocos conocen.
El cuerpo estaba boca abajo, semisumergido. Y, también, con algunas piezas faltantes. “Faltan partes, los brazos…”, dijo la madre, que se movió con tranquilidad en la escena y no alzó la voz, aun cuando manifestó varias veces su indignación con algunas autoridades.
Parte de ese sector había sido rastrillado hace algunas semanas, cuando la Justicia dispuso que personal de Policía Federal, Gendarmería y Prefectura “barrieran” con drones y perros adiestrados en búsqueda de rastros humanos. Son zonas cercanas a los puntos donde distintos testigos dijeron haber visto al joven, siempre en camino desde su casa, en Pedro Luro, hacia Bahía Blanca.
El fiscal federal Santiago Ulpiano Martínez, que investiga el caso como desaparición forzada de persona, hasta ahora no imputó a ningún policía. De hecho, en sus últimas medidas consideró creíbles los testimonios de los cuatro efectivos sospechados, todos en servicio en los destacamentos de Mayor Buratovich y Teniente Origone, donde a Astudillo lo interceptaron por circular mientras regía la cuarentena.
Más allá del impulso que le da la querella, la hipótesis policial había tomado más fuerza cuando con un perro adiestrado aportado por un perito de parte se encontró en los fondos del puesto de Origone una sandía de madera en miniatura que Castro reconoció como propiedad de su hijo. Ese elemento está siendo peritado en busca de rastros genéticos.
Los abogados de Castro, Leandro Aparicio y Luciano Paretto, consideraron necesario un perito de parte para la autopsia. Confiaron ese rol a la experimentada Virginia Creimer. Por su parte, la jueza federal María Gabriela Marrón designó al EAAF y a la antropóloga Mariana Selva, del Cuerpo Médico Forense, como peritos oficiales en la misión de identificar esos restos óseos.
Esa determinación de causal de muerte se desarrollará, según se supo, bajo el denominado protocolo de Minnesota, aplicado -entre otros motivos- cuando existe una desaparición forzada o se sospecha que en la muerte violenta hubo participación o responsabilidad de alguna fuerza de seguridad estatal.
Se habla del hallazgo de un cadáver “esqueletizado”, ya que casi no presentaría restos tegumentarios debido al tiempo transcurrido. Astudillo lleva 109 días con paradero desconocido. El estado en que se encuentran esos huesos podría ser producto de un prolongado tiempo de contacto con el agua, en esa zona con influencia del mar. Anoche mismo los enviaron a la Capital.
“No hay ningún fundamento como para decir que esa persona haya llegado hasta allí por propios medios”, dijo Aparicio. “Fue ‘plantado’, no hay ninguna duda”, afirmó el letrado. La otra opción que se maneja es que haya sido arrojado al mar y que las corrientes lo hayan depositado en esas costas.
Tanto los abogados como la madre de Astudillo insistieron en señalar huellas en las cercanías. Pidieron que se determine de cuándo datan y a qué vehículo corresponden. “Ni siquiera el pescador que encontró el cuerpo dijo haber pasado por donde están esas marcas”, advirtió Cristina Castro.
