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Alto Camet, Las Dalias y Parque Peña, olvidados y en peligro; vecinos abandonados

Los barrios que se han multiplicado habitacionalmente en los últimos años, sufren la escasez de servicios públicos que atiendan las demandas más esenciales. La inseguridad se extiende a medidas que crece la cantidad de habitantes que se radican en esas zonas.

La ausencia de los propietarios o inquilinos, en los domicilios que se prolonga por dos, tres, o más días, rápidamente son detectadas y desvalijadas en cuestión de minutos. Por lo cual se cree que hay una banda de delincuentes, que con inteligencia previa programa su vaciamiento.

Resulta hasta inútil la presentación de denuncias, quejas y reclamos ante autoridades policiales y funcionarios municipales “A Guillermo Montenegro lo crucé en mi trabajo y lo invité a una charla al barrio, me pasó el teléfono de una asesora suya, nunca me respondió”, afirma el denunciante a mdphoy.com,  también cuenta Emanuel que “son frecuentes los tiroteos por las noches” y que tampoco “existe vigilancia policial en los CAPS”, lo cual es ratificado por otros vecinos que viven en el lugar

A esta problemática no escapa que en la misma zona operan los denominados “soldaditos”, dedicados a la venta de drogas, que se mueven en la oscuridad que ellos mismos producen, vandalizando luminarias para evitar ser individualizados y permiten eventualmente además deshacerse de su mercancía y eludir las pruebas que puedan incriminarlos.

El crecimiento de la zona no ha sido directamente proporcional a la presencia del municipio, provincia y la nación. La inseguridad, el mantenimiento vial y alumbrado público, son los principales servicios que arrastran precariedad, a una zona que avanza para convertirse en un nueva territorio de conurbano, como se observan en otros barrios del Sur y el Oeste de la ciudad.

Para la reparación de calles en el EMVIAL, requieren que los vecinos lleven mapas de las calles más seriamente deterioradas, mientras que en el alumbrado público las guardias se activan a partir de las 30 luminarias apagadas.

Con lo cual no hay trabajos preventivos ni por demanda, sino que los trabajos correctivos se cumplen con desplazamientos propios de un presupuesto asignado que resulta insuficiente. Se requiere por ejemplo, que en una misma zona haya 30 lámparas apagadas. Se agotan las partidas asignadas y son sub ejecutadas, lo cual traducido significa que todos esos barrios estarán un poco peor cada año que transcurra.

Lo cual puede considerarse en zonas de apagón generalizadas. Son criterios casi discrecionales, con ataques en frente de trabajo esporádicos. Con estos planes de ejecución en las instalaciones, llegado el momento de su ejecución pueden resultar irrecuperables.

Los vecinos que denuncian, reconocen que la policía con jurisdicción en la zona, tienen relevamientos precisos sobre la actividad y hasta los domicilios de quienes operan en la zona con fines delictivos. Pero que observan una falta de coordinación entre la policía federal y de la provincia que alienta la impunidad de los autores, una demostración de la ausencia del Estado organizado para el combate del delito.

 

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