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“Pidamos a Dios que sepamos convivir respetándonos y no con violencia”

Esta mañana, en la Iglesia Catedral se realizó el Te Deum por el 25 de mayo. Fue presidido por el vicario general de la  Diócesis, Monseñor Armando Ledesma y acompañaron algunos sacerdotes y seminaristas. Estuvieron presentes el Intendente Municipal, Gustavo Pulti; el  presidente del Honorable Concejo Deliberante, Ariel Ciano;  otras autoridades civiles y militares.

Monseñor Ledesma, comenzó sus palabras transmitiendo el saludo del Obispo, que por compromisos episcopales se encuentra en el Congreso Catequístico Nacional, que en estos días se realiza en Morón. Luego explicó que el Te Deum es una oración que tiene varias estrofas a modo de salmo, y agregó “el espíritu del Te deum es dar gracias a Dios, por el don de la vida, de la creación y por todo lo que Él nos ha confiado, para que nosotros sepamos administrar en la verdad, la justicia. Es poner a Dios en el centro de nuestra vida, como Nación, como Patria; y es de parte de los ciudadanos, de las autoridades, un acto de humildad, de saber reconocer que la maravillosa aventurar de vivir, de construir, de hacer justicia, de escribir leyes, de proyectar la ciudad, de sufrir en la tarea de hacerlo y de gozar en sus realizaciones, todo eso nos viene de Dios. Él nos ha confiado su obra, y  nos ha convertido en colaboradores de la creación, somos obreros junto a Dios”.

 

“Damos gracias al Señor por toda la tarea realizada a lo largo de estos años; la tarea política, la educación, la salud, la obra del artesano, el constructor, por nuestro estilo de vida social y democrático, por los logros alcanzados. Por cosas que son visibles y otras tantas que no se ven, y son esenciales a la vida de una sociedad” señaló el vicario de la Diócesis. “También a Dios le pedimos perdón por las veces que no fuimos fieles, a esa confianza que él nos ha brindado, por las veces que creemos que todo es nuestro y así las cosas empiezan a tener la medida de nosotros. Cuando las cosas, tienen la medida del hombre, empiezan a empobrecerse. La medida es de Dios y Él la da. Eso  nos trasciende, y trasciende el tiempo, y entra en la dimensión de lo eterno y eso es lo maravilloso”.

 

Por último Monseñor Ledesma concluyó enfatizando, “tenemos que pedir a Dios, que sepamos convivir respetándonos, siempre hablamos de la inseguridad; pero cuánta violencia se nos ha ido metiendo en el tejido de nuestra cosa, lo humano, las groserías, el maltrato, el deprecio, la manera de confrontar, a veces hirientemente. Por eso pedimos con la palabra del Apóstol que sepamos convivir como hermanos, diferentes, distintos, respetándonos, pero no violentándonos, y eso que es cotidiano en la vida del hombre, hace a la grandeza de la Patria”.

 

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