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Peñarol no le tuvo piedad a Quilmes; lo goleó 95 a 65 y estiró la paternidad

pen-reedPeñarol arrancó la Liga llevándose el clásico marplatense sin objeciones. El “Milrayitas” no tuvo ningún problema para superar en el estreno de la competencia a Quilmes por 95-65, y de esta manera ilusionar a sus seguidores con un equipo más acotado y con la figura imponente del foráneo Rob Reed, 25 puntos en su debut doméstico y goleador del juego.

La sequía se hizo presente en los primeros dos minutos, con los equipos abollando el aro y sin tener demasiada efectividad en sus ofensivas. De ida y vuelta, el arranque arrojó un manto de misterio pero en el aire se presentía que el primero que lograse encadenar una racha terminaría sacando diferencias.

Así pasó, porque Peñarol encontró dos triples muy oportunos para escaparse a seis de diferencia, Quilmes tardó más de cuatro minutos en romper el cero de su casillero con una bomba de Vildoza pero independientemente de eso los hilos ya los había pasado a manejar “La Peña”.

Mucho de ese juego se generó gracias al goleo de Reed (9 puntos). El extranjero mostró grandes cualidades ofensivas y ayudó desde el perímetro con sus lanzamientos, acompañado por Leo Gutiérrez, Giorgetti y el ingreso de Diez. Así, los de Richotti se escaparon 23-14 al terminar el primer capítulo, ante un Quilmes que dependió prácticamente del juego de Vildoza (8 unidades) con el base primero creando juego y después con mayor toma de decisiones para ir hacia el aro.

En el segundo periodo el color del partido siguió siendo el mismo, aunque el “Cervecero” pagó mucho más caro el anotar solo cinco unidades en los primeros cinco minutos. Sin esa fluidez, Peñarol lo pasó prácticamente por encima y se acomodó muy fácil en el juego.

Reed estuvo afiladísimo desde el perímetro y fue la gran bandera (se fue al descanso largo con 4/5 en triples contabilizando 17 unidades), estirando cada vez más la diferencia hasta trepar a los veinte tantos restando poco más de dos minutos (41-21).

Quilmes, con pérdidas y sin poder hacer correr la cancha, se apagó y perdió forma hasta quedar abajo por 48-24 al entrar a los vestuarios. Los orientados por Richotti, con la altísima efectividad en triples, mucha rotación en su banco (entraron 11 de los 12 en el primer tiempo) y una carrera de 25 a 10 en ese segundo periodo, fue descomunal y empezó a ponerle una especie de sentencia prematura al encuentro, independientemente de que para la finalización del mismo todavía restaban veinte minutos más.

Nada cambió en el reinicio de las acciones. Peñarol abrió el parcial con la continuidad de Reed y su mano caliente, a lo que se sumaron más puntos de Gutiérrez para trepar a treinta: 56-26. Si había una ilusión para volver al juego por parte de Quilmes, claramente esa rachita del “Milrayitas” fue un nuevo golpe al mentón del “Tricolor”.

Los dirigidos por Javier Bianchelli lograron descontar a 56-35 (-21) con un pasaje colectivo de Basualdo, Ruiz, Sansimoni, entre otros. No obstante, todo esto también fue producto de un Peñarol que empezó a bajar sus decibeles y que en los últimos cuatro minutos volvió a apretar el acelerador. De hecho en esos cuatro minutos Quilmes volvió a la sequía (sin puntos de campo, anotando solo un libre), dándole paso a una carrera de 11 a 1 favor de Peñarol para irse 67-36 al último periodo.

La diferencia de 31 unidades a diez minutos del cierre terminó de bajarle la cortina al encuentro, nada cambió en el último periodo y Peñarol se encaminó a un muy cómodo triunfo rotando sus piezas. El “Cervecero” desgastado por la enorme diferencia, poco pudo hacer y la historia se cerró 95-65 en favor de los de Richotti, quienes acabaron el duelo con varios pibes en cancha: Barón, Valinotti, Monacchi, entre otros y un delirio generalizado de sus seguidores.

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