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La Iglesia católica de Mar del Plata peregrinó a la Basílica de Luján

Cientos de fieles de la diócesis de Mar del Plata participaron de la tradicional Peregrinación a la Basílica nacional de Luján que estuvo encabezada por el Obispo diocesano, Monseñor Antonio Marino, por algunos sacerdotes y todos los seminaristas. Los peregrinos llegaron no sólo de Mar del Plata, sino también de Miramar, Necochea, Lobería, Balcarce, Mar Chiquita, Villa Gesell, Pinamar y General Madariaga.

“Como todos los años, los fieles de la diócesis de Mar del Plata acudimos en peregrinación a este venerado santuario de Luján, para honrar y agradecer a nuestra Madre y confiarle nuestras necesidades. Queremos traer los anhelos y necesidades personales de los ausentes, y presentar a la Virgen los problemas pastorales y las luchas de la diócesis en su conjunto” inició diciendo Monseñor Marino en la homilía de la misa que presidió a las 8 de la mañana en la Basílica.

Haciendo alusión al Año de la Fe, convocado por Benedicto XVI y a la figura de la Virgen; el Obispo de Mar del Plata expresó, “María es bienaventurada por su fe, que es disponibilidad y apertura a la palabra divina. Su vida entera transcurrió en la fe. El consentimiento a la voluntad divina que la convertiría en Madre de Dios, estuvo preparado por su vida de fe alimentada en la meditación de la Sagrada Escritura. Ese consentimiento fue en sí mismo un profundo acto de fe, un don de la propia vida, para que Dios dispusiera de ella”.

A los pies de la imagen de la Virgen de Luján, Marino pidió a la Madre de Dios “que sea nuestra maestra en este Año de la Fe. Que ella nos enseñe a ser más humanos y fraternos, mejores ciudadanos, y más dignos del nombre glorioso de cristianos y católicos”. “De un modo especial, pidamos por la recta concepción de la familia, verdadero patrimonio de la humanidad, bien precioso que debemos preservar en tiempos de confusión, con nuestro compromiso y nuestras palabras” añadió el pastor de la Iglesia católica de Mar del Plata.

Monseñor Marino recordó también “a los hermanos que viven en condiciones de extrema pobreza. Muchas veces parecen olvidados de los proyectos de las instituciones encargadas del bien común de la sociedad y de nosotros mismos, que nos honramos con el nombre del Señor. Durante este año es mi deseo como Obispo impulsar a nuestros cuadros apostólicos hacia la misión y una mayor acción caritativa, tanto de quienes esperan el Evangelio sin encontrar quien lo anuncie, como de aquellos que no piensan en él pero lo necesitan”.

Luego de la eucaristía, los peregrinos pudieron recorrer la Basílica y orar frente a la imagen de Nuestra Señora de Luján. Por la tarde, se rezó el Rosario en procesión por el interior del templo.

 

 

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