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Inoperancia y vergüenza: los ilusionaron 12 años y no pudieron adoptar

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Parece mentira que la justicia en este país se empeñe en derrotarnos, en descolocarnos con sus idas y vueltas, en vez de ser más prácticos y concisos a la hora de tomar decisiones de peso. Sin ir más lejos es una vergüenza como con tantos chicos en orfanatos y sin rumbo deambulando por las calles, el estado no se haga cargo de agilizar los trámites de manera directa para que aquellas familias que quieran adoptar lo puedan hacer con total normalidad y sin problemas.

Este es el caso de Sandra Lojo, pero no es el único lamentablemente, ya que parecería que en este país las buenas acciones no cuentan. Existen chicos que fueron abandonados por sus padres o ellos no los pueden mantener y viven de por vida dentro de las instituciones. Algo realmente injusto no solo para el niño en cuestión sino también para las familias que pretende adoptar.

Después de esperar 12 años con la ilusión de criar un hijo, Sandra dijo basta a los maltratos por parte de los organismos judiciales encargados de custodiar la guarda de los menores; “En el día de la fecha, me notifico de la baja administrativa efectuada, en la lista de aspirantes a padres adoptivos”, señaló resignada.

“El primer día que llegamos al Juzgado Nº1 fuimos recibidos por una empleada que desbordada nos sugirió que no iniciáramos el trámite. Hoy entiendo que razón tenía, ya que después de ese episodio, logramos comenzar con este derrotero en el Juzgado de menores Nº 2, donde la desidia por los aspirantes y por ende por los niños, se notó en cada momento. Puedo ampliar cada detalle ya que cada uno de ellos quedaron grabados en mi memoria y en mi corazón”, manifestó Sandra.

Cabe resaltar que los procesos de adopciones en el país son bastante extensos y por eso el número de aceptaciones es bajo. No por un problema de las familias que inician el trámite, sino de las trabas que el sistema impone. No es el caso del Norte ya que allí se llevan a cabo un sistema de “entrega directa”. Este puede ser muy riesgoso, pero los padres adoptantes se relacionan con la persona que está por dar a luz y luego ambas partes se presentan en el juzgado para que el juez homologue la entrega.     

La paciencia de Lojo parecía ser eterna mientras no claudicaba en su lucha por formar una familia; “comenzamos a deambular por los “Nuevos” Tribunales de Familia, donde se observaron modificaciones de forma, pero no de fondo. Seguimos siendo recibidos por Juezas que nos ofrecieron los niños, que nadie quiere adoptar. Fuimos amplios en las edades, sexo y también en preservar los lazos sanguíneos, pero nada dio resultado, debe ser que uno de los Jueces tenía razón, cuando me dijo: Señora tiene que entender que no hay chicos para adoptar”, afirmó Sandra.

El tiempo pasó y agotó las energías impuestas en conquistar algo que parece inalcanzable; “Cansados, desilusionados y maltratados, decidimos no volver a reinscribirnos. La justicia tomó la decisión de que nuestra familia, no tuviera hijos, será porque no “seriamos buenos padres”, pero quiero decirles, que los encargados de impartir la “justicia” en los menores, nunca estuvieron, ni estarán al nivel que las circunstancias lo requieren”, declaró Sandra.

Con angustia y destrozada por el dolor de no poder adoptar Lojo concluyó: “Es una lástima privar de una familia a los niños que la necesitan y a unos futuros padres de poder ejercer la paternidad. Era justicia, me doy por notificada, pero lejos estoy de conformarme con la justicia que tenemos”.

 

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