En un partido equilibrado, en el que Alvarado fue el que tuvo la iniciativa pero careció de precisión en ataque, Defensores de Belgrano de Villa Ramallo golpeó en los momentos justos del complemento y se llevó un premio exagerado con el triunfo por 2 a 0 en el José María Minella, por la cuarta fecha de la Zona C del Torneo Federal A. Matías Caro y Tomás Mantía fueron los autores de los goles de la visita, que terminó con el invicto de Duilio Botella, que no había perdido ningún partido como local con el “torito”.
En un arranque duro, abundaron las buenas intenciones pero faltaron las situaciones de gol. Dos equipos que trataban de manejar la pelota con criterio, por abajo y buscando el desnivel por las bandas, no tenían precisión y carecían de profundidad para llegar al arco rival. Defensores, cómodo cediendo la pelota y saliendo rápido, apenas inquietó con un tiro libre lejano que Barucco despejó con los puños. Ahí, salió un contra ataque bien manejado por Ceballos y mal terminado por Compagnucci. Eso fue lo mejor del “torito” en el arranque, además de una jugada en la que invirtieron los roles, Hermida peinó para Alexis Blanco que perdió por centímetros con la salida desesperada del arquero Brambatti fuera de su área.
Sin pasar sobresaltos en defensa, más allá de los pelotazos largos que trataba de filtrar el “granate” a espaldas de los laterales, el “torito” buscó ganar confianza a través de la presión y el desnivel por las bandas. Luengo se acomodó después de algunos minutos y contagió con una recuperación altaque terminó con centro a la cabeza de Blanco que anticipó pero no acertó al arco. La gente empujaba al equipo que peleó cada pelota hasta el final, se tiraban a barrer y se fueron motivando. La más clara para los de Botella llegó a los 35′, la empezó Ceballos por derecha con Corti, pivoteó Blanco y “trapito” llegó de frente para meter un zurdazo bárbaro que se colaba en el ángulo derecho y encontró una respuesta sensacional de Brambatti. Por eso, alguna contra mal finalizada y una nueva corrida del “9” que no pudo definir ante otra salida lejana de Brambatti, se fueron al descanso con un 0 a 0 que tenía sabor a poco.
Defensores otra vez intentó pararse más adelante en el complemento y sorprendió con un remate de Fernández que se fue cerca, pero enseguida tomó el protagonismo el local y empezó a inquietar. Compagnucci ganó con más asiduidad por su lado y en una que se junto con Ceballos, “Trapito” metió un centro rasanta que cruzó toda el área y Hermida tirándose al piso llegó a rosar pero no pudo conectar de lleno para lograr la apertura del marcador.
Cuando no pasaba nada en el partido, en un abrir y cerrar de ojos todo se desmoronó. Porque Caro se encontró libre en la medialuna, su disparo fue devuelto por Barucco pero el rebote fue otra vez a las piernas del mediocampista que tocó al gol. Iban 17′ y fue un golpe duro, aunque todavía quedara mucho en juego. Botella empezó a meter rápidamente cambios y justo antes de que dispusiera el último, Defensores ganó un tiro libre en el borde del área y Tomás Mantía lo ejecutó con maestría, por encima de la barrera, lejos de las posibilidades del arquero que sólo la miró desde el otro palo.
Dos goles de ventaja y ahora sí, todo demasiado cuesta arriba. Porque además, empezó a jugar la desesperación, los minutos que corrían y eso llevó a imprecisiones en la zona de gestación. Igualmente, tuvo el descuento dos veces en una misma jugada en el pie derecho de Juan Francisco Pereyra, pero primero las manos de Brambatti y luego la mala dirección del remate, lo hicieron desvanecer.
El tramo final se jugó con el “torito” apurado para ir y Defensores muy cómodo, esperando agazapado y listo para romper definitivamente con una contra ante el adelantamiento de la última línea local. Ni el tiro del final le salió a los de Botella, que en la última pelota de noche, Ramiro Jorge ganó en las alturas y su cabezazo fue devuelto por el travesaño, cuando Brambatti no podía hacer nada. Y Sergio Testa pitó el final, para desatar el festejo de la visita, que no demostró haber venido a buscar eso, pero se vuelve con los tres puntos en el bolsillo.
Foto: María Florencia Arroyos