La profesora de música Analía Schwartz, sobre la cual pesa una investigación judicial a raíz de denuncias presentadas por padres de niños, que concurren al Instituto Gianelli y Flemming, dio a conocer su situación y estado de ánimo por el que atraviesa, a través de una carta que hizo pública a través del diario La Capital.
La reproducción textual es la siguiente:
“Creo firmemente que Dios, más tarde o más temprano acomoda las cosas, pero nunca nos abandona.
Es necesario, para mí, en este momento contarles de mi vida y de la situación en que me encuentro, dándome cuenta que a cualquier docente esta injusticia le puede pasar. Nunca voy a comprender por qué me tocó, pero así fue.
Años estudiando y perfeccionándome, en lo que es mi vocación, la docencia, hasta la semana pasada. Mi misión siempre fue que mis alumnos transiten su escolaridad con felicidad (como yo lo hice) disfrutando cada momento de sus vidas, para que sus recuerdos en un futuro sean buenos.
Dios me bendijo, permitiéndome hacer el trabajo que amo. Educar en el respeto y el amor hacia los demás, sintiéndome inmensamente feliz por creer lograrlo.
Mi vida siempre es, o lo era, pensando que nunca el día me iba a alcanzar, diciendo ‘creatividad ven a mí’ para proyectar diversas actividades musicales y lograr compensar el tiempo para mi familia, porque a los dos los amo por igual (aunque tal vez no hubiera debido equipararlos).
Todo este año, hasta ahora, vivimos momentos de muchos proyectos, creatividad y entusiasmo con mis 600 alumnos.
En el último tiempo en el jardín San Antonio María Gianelli preparamos canciones y bailes, hubo solamente un inocente secretito, que causó lo que jamás pensé. Dije a los niños: vamos a hacer un baile de sorpresa para la seño así que a la familia sí podemos contar pero a la seño no… sino dejaría de ser sorpresa…
Luego llegó el momento del estupor, un momento jamás imaginado, el día domingo 8 de setiembre 17 horas, donde hasta ese momento disfrutaba en mi casa, de unos mates con toda mi familia, recibo un llamado diciendo barbaridades y que termina diciendo: ‘¡te voy a quemar a vos y a tus hijos! Ahora voy y te mato’.
Horrorizada de que nombren a mis hijos e incluso conocieran mi domicilio, me desesperé y rápidamente llame al 911, quienes me sugirieron cómo proceder. Seguidamente recibo otra llamada, pero al celular, del colegio donde me comunican que tenía varias denuncias de abuso.
Nadie se puede imaginar el dolor y desconcierto que sentí, pensé que moría, por más que mi familia trataba de calmarme, no podía creer lo que había escuchado.
Jamás en mi vida podría llegar a pensar algo así y mucho menos hacerlo.
¿Dios, qué es esto? ¿Por qué a mí? Siempre supe que estaba expuesta por mi trabajo y siempre fui muy cuidadosa en el trato con los niños (sabiendo de casos anteriores de denuncias a otros profesores, a quienes también injustamente arruinaron sus vidas), nunca los llevé al baño, nunca los cambié, la sala de música es un lugar abierto, de tránsito permanente, el kiosco tiene la puerta hacia la sala y pasan personas en forma prácticamente ininterrumpida, muchas veces trabajaba en la sala de los niños junto a su maestra, y otras en el salón de conferencia, lugares totalmente públicos.
Me solicitaron, en mi desconcierto, acercarme a hablar con los directivos y el abogado de la institución. En esa instancia sólo pensaba que nunca más iba a poder hacer lo que amaba. Moría por dentro, pero de pie para afrontar esta situación errónea e injusta. Me informaron de las denuncias y me puse a disposición del colegio. Ya tenían organizada a las 20 horas una reunión con los padres, la cual acepté, aunque no me parecía conveniente.
Mi mamá me acompañó en todo momento, ya que dejé al cuidado de mis hijos a mi marido después de semejante amenaza.
La reunión comenzó sólo con los directivos mientras yo esperaba junto a mi mamá, en otro salón, hasta que me avisaran cuándo podía unirme a ellos para contestar sus inquietudes. No sé qué se habló hasta ese momento pero el volumen de las voces cada vez fueron más fuertes, después gritos, golpes, estallidos de vidrios, alarmas, caos. Una de las hermanas se acercó y dijo: ‘Analía escondete porque te matan’.
Rompieron el colegio, nuestro colegio, hermoso por donde se lo mire. Creo que en ese momento no me importaba morir, pero Dios hizo que mi mamá estuviera ahí, y me alentara a irme del lugar. Seguidamente alguien afuera dijo: vamos a la casa de la hija de mil… ¡Y escuché cómo salían hacia donde estaba toda mi familia!
Ya a esa altura no sabía cuánto tiempo había pasado. Vino la policía a “rescatarnos”, mi mamá quedó con las hermanas y a mí me llevaron junto a la directora y vice en una camioneta, preguntaron dónde podíamos estar seguras y lejos de nuestras casas, a ellas la llevaron al lugar donde indicaron, a mí, me dejaron en Luro e Independencia y me dijeron: tomate un taxi. ¿Me podía estar pasando esto?
No quería perjudicar a nadie, yendo a ninguna casa, pero los amigos son grandes y ahora lo sé más que nunca.
Al otro día, mi hijo y mi marido (mi hija más chiquita, aún no entiende qué pasa, sólo quiere volver a sus actividades, ir a su colegio y estar en la Celebración de la Palabra), agarraron lo indispensable de ropa, mi perro y nos encontramos para irnos al medio de la nada, protegiendo a mis hijos de estas injurias.
No cometí ninguno de los hechos que denuncian, es imposible que esos hechos hubieran sucedido, somos una comunidad educativa que amamos a los niños y sólo hemos hecho siempre lo mejor para ellos.
Mi familia, mis amigos, mis compañeras y toda la Casa Grande (que saben quiénes son, y agradezco de todo corazón el amor que me brindan) estamos a la espera de que quede a la luz pronto la verdad y se haga justicia”.
Notas relacionadas:
Mi solidaridad hacia esta profesora!! Soy maestra y sé que es imposible que ocurran estos hechos, cualquier docente sabe que no está aislado dando su clase, que en las aulas entra y sale gente continuamente y que los alumnos son cuidados tanto o más que en sus hogares muchas veces. Yo no sé que buscan con todo esto pero le pido a la sociedad que piense y recuerde lo que pasó con el profesor de Nuestra Señora del Camino al cual también le arruinaron la vida y la justicia lo declaró totalmente inocente. Basta de calumnias!!
La escuela del camino cree en vos!!. Creemos en tu inocencia, en esta escuela es como que nada ubiera pasado, nadie comenta del tema, se hace una especie de silencio por respeto y yo en lo personal creo que la ciudad esta dolida por este caso injusto. Espero que dios te ayude y te ilumine en tu camino, es difícil opinar, ya que nadie se merece una acusación asi. Mi mas sentido apoyo y espero que este momento te sea leve. Un abrazo enorme.
Anonimo
no es mi intencion opinar sobre la inocencia de la docente,si se entiende perfectamente lo impractico de la situacion denunciada y que muchas personas circulan y tendrian que haber visto algo,lo que cabe esperar son las pericias a los chicos y asi como se pide justicia por el supuesto abuso que esta justicia actue sobre los que pasaron sobre ella y dieron por culpable a la docente,expusieron en redes sociales y causaron destrozos,por sus hijos tendrian que querer lo mejor y no tomarlo como causa para justificar estas acciones.
La verdad que al pricipio estaba como esos padres, pero ahora reflexiono y me pregunto por qué siempre nos adelantamos, esperemos las pericias y si realmente esta docente es inocente se debería publicar en primera plana, porque el daño ya está hecho, hay que repararlo. Los padres antes de culpar a la maestra llevaron a sus hijos a ser examimandos? espero todo se resuelva cuando antes por el bien de los chicos y de la docente también.