Querida Julia, tu dolorosa partida y el reconocimiento que has recibido, resultan una demostración de lo que supiste sembrar. Tu relación especial, tu dedicación a servir desde la política, fueron un sello que ofreciste en este difícil tránsito por la vida.
No fueron demasiados los momentos que compartimos, pero siento profunda e intensamente que estábamos conectados por una fecha, el 28 de noviembre de todos los años. Nosotros entendemos de qué estamos hablando.
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No es sencillo ubicarse en este especial momento, porque no aparecen las explicaciones que uno espera y si las mismas llegan cuesta aceptarlas para pasar inmediatamente a la resignación. Hace muy pocos días conocí cuál era tu estado de salud y hubo que asumirlo desde la congoja que provoca el sufrimiento de un ser querido.
Pero en esto de comenzar a incursionar en el facebook, con morosidad propia de los sub 65, hace unos minutos revisando el mismo hallé tu solicitud de amiga, que nunca respondí porque mi escasa gimnasia con esa red social, no la tengo incorporada como conducta y sin experiencia. Hoy, hace un rato encontré la novedad, es una señal o un mensaje póstumo que tendré muy en cuenta para el resto de mi vida.
Estuviste cuando necesité gente como vos a mi lado, también caí en la cuenta que la gratitud formaba parte de tus virtudes.
J.E.G.
Comparto Jorge tu comentario.
Abrazo