Policiales

Inseguridad: como cuando vinimos de España

operativo-Sol-foto-blog1Mucho se ha hablado en los últimos años del tema de la inseguridad ciudadana en nuestro país y especialmente en la Provincia de Buenos Aires, ríos de tinta en los medios escritos y horas y horas de comentarios, entrevistas, y sobre todo la actuación de opinólogos de la más variada especie en los medios audiovisuales, en la que también, para no perder la oportunidad sobre todo en estas épocas de campaña electoral, de políticos de toda ideología e intereses, pero por supuesto sin la intervención de especialistas de verdad, a fin de cuentas y como cualquiera, sin ser incluso diplomado en la Sorbona, puede advertir que nada de lo que se ha propuesto y realizado ha venido a significar una mínima mejora en el tema, por el contrario los hechos por sí solos se encargan día a día de desmerecer cualquier mínimo logro que pudiera atisbar una pizca de mejora sobre el tema.

Las mentiras acumuladas sobre medidas, reformas, cambios, programas, compras millonarias, o mejor dicho millonarios negocios, ingreso masivo de personal, etc, van cayendo poco a poco muchas veces en silencio para quién verdaderamente no quiere advertirlo pero otras con el retumbar estrepitoso de los hechos inocultables y puestos a la vista de todo el mundo.

El desgraciado suceso ocurrido en Mar del Plata donde una camarada dio muerte a una persona, incluso hijo de la víctima del hecho que había motivado la intervención policial, no solo sepultó las buenas intenciones de un principio en que la dotación se abocó al aviso de la propia víctima, sino que dejó más que al desnudo la deficiente formación que miles de nuevos efectivos recibieron durante los correspondientes cursos, más que nada en el afán netamente político de mostrar “que algo se hacía”, pero sin tener en cuenta en ningún momento que el policial no es un trabajo administrativo donde lo más grave que puede pasar es que se pierda un expediente, sino que se encuentra en juego nada más y nada menos que la vida de los particulares, como también la de los propios policías medianamente formados y como ocurre en este caso su propia libertad. Sabemos que nadie con decisión política para tamaña barbaridad, ni la conducción superior de la fuerza, ni los responsables de la formación acompañara a este efectivo afrontando la responsabilidad que en cada caso cabe, pero es bueno al menos que desde esta Asociación lo señalemos una vez más.

El otro suceso ocurrió en Pergamino y fue leña seca para que muchos medios aprovecharan la oportunidad para retornar al eterno fogoneo en contra de la Institución Policial y más que nada al trabajador del sistema policial, eso sí, nunca señalando las responsabilidades únicamente políticas en el tema.

Que una persona concurriera a una comisaría y encontrara a un único efectivo dormido sobre el escritorio, evidentemente agotado ya que no escuchó ni siquiera los llamados de la misma demuestra algo más que una posible desatención a sus funciones, pone en claro y a la vista lo que ocurre debido a las pésimas condiciones de trabajo en las que debe desempeñarse el policía, entre ellas la sobrecarga horaria abusiva a la que se suma la continuidad motivada por la falta de descanso semanal o feriado.

Está debidamente comprobado desde el punto de vista médico mediante estudios de nivel mundial el daño que la falta de sueño ocasiona al ser humano, no olvidemos que la llamada “tortura blanca”, utilizada en muchos países sobre todo en el terreno militar y que consiste en no dejar dormir a la persona que se quiere someter y que por sus resultados y daños incluso permanentes se lo considera como uno de los más atroces métodos de tortura. Los estudios médicos señalan claramente que a partir de las CUARENTA Y OCHO HORAS DE FALTA DE SUEÑO, la persona pierde coordinación, situación y otros síntomas que se van agravando en forma progresiva en las horas siguientes pudiendo incluso llegar hasta la muerte del afectado en muy pocos días, sin contar los daños que ocasionan en la salud y que derivan en algunas decenas de enfermedades.

Sin embargo en nuestro país, en otros tiempos líder en el reconocimiento de derechos de los trabajadores, con amplia legislación que regula sus jornadas de trabajo, la actividad riesgosa y otras cuestiones, el trabajador policial sigue ignorado por esos derechos, se lo obliga a jornadas agotadoras debiendo realizar además horas CoReS y adicionales para poder sobrevivir y mantener a su familia, sin siquiera tenerse en cuenta que la actividad que realiza ya de por sí peligrosa debería incluso tener una regulación especial.

No hemos escuchado voces que señalen nada de esto, ni de las llamadas “organizaciones de derechos humanos”, ni de partidos políticos, ni de opinólogos, ni de entidades sociales, ni nadie que no sea esta Asociación ha señalado que aquí también hay responsables de niveles políticos y de conducción, sobre todo de los primeros, que no pueden demostrar que el masivo ingreso de efectivos haya ni siquiera cubierto las necesidades mínimas para cubrir los servicios de seguridad que la actualidad necesita, falta que se hará todavía más patente cuando inevitablemente se otorguen los retiros que vienen solicitándose desde hace tiempo y que ilegalmente se les niega y también cuando se deban cubrir las dotaciones de las varias decenas de nuevas dependencias con que dicho sea de paso se continúa desmembrando la institución policial en la provincia de Buenos Aires, por supuesto en contrario a los principios mínimos que la ciencia policial señala.

Seguramente caerá sobre el efectivo dormido la “ejemplificadora sanción”, sin que nadie le pregunte cuantas horas de servicio cumplía, y a lo sumo como para disimular las cuestiones de fondo tal vez el titular de la dependencia podrá ser sancionado o trasladado pero en todo lo demás y como lo dice el título de esta nota en ese viejo dicho, “SEGUIMOS ESTANDO COMO CUANDO VINIMOS DE ESPAÑA”.

Miguel Ángel Reynoso

Secretario General (APROPOBA)

 

Sin comentarios

  1. Nos van matando de a poco,es un genocidio encubierto y sino miren las estadisticas de estos ultimos años.
    Hay que andar con el fierro en la cintura ,lamentablemente no queda otra.
    Ya no vivimos en democracia,la constitucion no se cumple,quienes deberian implementar los medios necesarios para proteger a los ciudadanos,hacen agua,se esconden y ya han demostrado que no estan a la altura de las circunstancias,la delincuencia criminal ha desbordado todo y los ciudadanos debemos protegernos.
    Ya no es justicia por mano propia,es legitima defensa ante quienes no dudan en torturarnos y asesinarnos de manera despiadada.Yo ciudo a mi familia y no me temblara el pulso contra quien sea que nos ataque.La guerra tiene que ser pareja.

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