El periodista Carlos Pagni bajo el título “La paradoja detrás de la negociación presidencial” se refiere de manera especial al intendente de nuestra ciudad, en un artículo de la Sección Política del diario La Nación. Y no hace precisamente por el estacionamiento medido, por las prórrogas con el Clan Moyano en torno a la recolección de residuos, por la demoras en regularizar los juzgados de Faltas, por jerarquización indebida por decreto sin concurso, por la implementación de las fotomultas y/o la entrega de bienes marplatenses por falta de gestión y mala administración.
Pagni se ocupa de otros aspectos del perfil político en la dilatada trayectoria política de Montenegro, hoy convertido en un cruzado de Milei que aparece escorado en ascenso a un ministerio de la Nación que lo alejan de esos casilleros. Pagni afirma textualmente al referirse al intendente que se convertirá en senador provinciala partir del 10 de diciembre:
“El caso abierto en Manhattan no sería tan adverso para la Argentina si no fuera porque Ariel Lijo puso a dormir la denuncia que formuló Elisa Carrió en 2007 para que se investigue el ingreso, señalado como fraudulento, de los Eskenazi en la compañía. Lijo tiene poco afecto por los expedientes. La burocracia de su juzgado le provee otras afinidades. En estos días está reflotando la fantasía de convertirse en ministro de la Corte. Apuesta a que salga del Gobierno su abogado personal Mariano Cúneo Libarona, a quien el Presidente no aceptó todavía la renuncia a la cartera de Justicia. Se supone que Cúneo sería reemplazado por el intendente de Mar del Plata, Guillermo Montenegro, íntimo de Lijo. El ex juez federal Montenegro tampoco es un emblema de la calidad institucional. No tanto porque haya aceptado en su momento el ministerio de Seguridad porteño para abandonar la causa Skanska, que tal vez lo obligaba a condenar a funcionarios kirchneristas. Tampoco porque en estos días se haya convertido en candidato testimonial a senador provincial, representación que no pretende ejercer. Lo más escandaloso de Montenegro es su idea de la legalidad. Para hacer alarde de dureza, llegó a afirmar que “los que se ponen fuera de la ley, serán tratados fuera de la ley”. Ni Eduardo Massera tuvo tanta precisión para definir su propio método. Montenegro se refería a los “trapitos” de la costa marplatense. No a los malhechores de Skanska, por supuesto”.
NOTAS VINCULADAS
Intendentes en campaña con recursos públicos: El caso Montenegro con el juez Lijo





