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Una empresa evalúa procesar parte de sus capturas en Mar del Plata

Durante la última semana, una comitiva integrada por gerentes de la empresa Alpesca habría recorrido varias plantas marplatenses para determinar las condiciones de procesamiento que tienen, y sobre la base de ese relevamiento es que estarían definiendo a cuáles requerirles sus servicios.

Ya en otras oportunidades Alpesca ha debido cortar pescado en Mar del Plata, pero en esas ocasiones había sido por fuerza mayor, ya sea por un paro y toma de la planta de Madryn, o algún conflicto en el puerto.

La empresa cuenta con una cuota nacional de merluza del orden de las 20 mil toneladas por año, y sus directivos han venido advirtiendo desde ya hace tiempo sobre la pendiente descendente cada vez más pronunciada respecto de la rentabilidad.

La ecuación de costos y la sostenibilidad de la principal pesquera de la Patagonia dependería ahora de la necesidad de recurrir a alternativas para evitar pasar del actual ‘procedimiento preventivo de crisis’ a una situación más gravosa.

Diferencias muy notorias

Un rápido repaso por la estructura de costos muestra que desde el principio de la cadena productiva hasta el despacho al exterior del contenedor con el producto terminado cuesta mucho más hacerlo desde Chubut que desde Buenos Aires. Alistar un buque pesquero con provisiones para la tripulación y funcionamiento propio del barco sale más caro hacerlo desde Puerto Madryn que desde el norte del país, y descargar las capturas en el puerto local representa casi el doble que en Mar del Plata por los valores actuales de la estiba.

El costo laboral, tanto de tripulaciones como de trabajadores de planta, tienen un veinte por ciento más que al norte, sólo por zona desfavorable. A ello deben añadirse las diferentes conquistas salariales del sector de la Alimentación, que abren la brecha entre lo que significa procesar en Chubut o hacerlo en plantas marplatenses. Los costos son muy distintos allá y acá, y es ése un hecho objetivo incontrastable, independientemente de la discusión sobre la legitimidad de los pedidos de mejores remuneraciones.

Alpesca logró recientemente acordar con el STIA una suba salarial que incluye fijar en trescientos ochenta pesos el concepto por “asistencia perfecta”, y hay ciertas expectativas para que ello redunde en achicar las cifras de ausentismo que promedia el 30 por ciento, lo cual representa para la empresa un costo de más de 5 millones de pesos al año. Alpesca paga más de 5 millones de pesos, cada año, por días no trabajados de su personal. El dato exime de mayores conclusiones.

Sin incentivos

Tras el procesamiento de la materia prima en la Patagonia disponer el despacho de la producción a los mercados internacionales también tiene costos más altos aquí que desde Buenos Aires: los fletes marítimos han crecido geométricamente en los últimos años. Además, exportar desde los puertos patagónicos no tiene hoy ninguna compensación. Los reembolsos desaparecieron y los incentivos a las exportaciones prometidos desde la Provincia nunca fueron puestos en marcha.

Las retenciones a las exportaciones nacieron para las actividades con rentabilidad extraordinaria; hoy sigue el debate sobre la soja y el campo, mientras la pesca mantiene gravadas en 10 puntos sus ventas al exterior a pesar de haberse consumido los beneficios que para el sector exportador trajo la devaluación de principios de esta década.

Medidas alternativas

Volviendo a la situación de Alpesca en particular, se recuerda que la firma cuenta con licencias nacionales y cuotas nacionales de merluza hubbsi, en consecuencia no tiene impedimentos legales para descargar sus capturas en los puertos argentinos que así lo considere pertinente. En este marco, y si la versión se confirma, en el cortísimo plazo, parte de esas capturas en aguas nacionales podría comenzar a ser procesada en al menos tres plantas de Mar del Plata.

El relevamiento realizado en los últimos días por altos mandos de la empresa confirmaría la inviabilidad de sostener el actual sistema y esquema productivo, y sería esta sólo una de las medidas alternativas que comenzaría a tomar la pesquera que, hasta hace poco, muchos discursos políticos se engalanaban de exhibirla como el modelo a seguir.

(Fuente: Revista Puerto)