Política

“Un arzobispo con más coraje que toda la clase política”

 

25 de mayo de 2025. Una fecha patria, una jornada patria, pero sin patria. Mientras en la Catedral Metropolitana el arzobispo Jorge Garcia Cuerva suplicaba, con una voz entre dolida y firme, que “la Argentina se ponga de pie”, Javier Milei seguia ahí, impávido, estático, más parecido a un emperador en su pedestal que a un lider de la Nación. Ni un saludo a Jorge Macri, el anfitrión de la Ciudad. Ni una mirada a su vice. Ni un parpadeo. Los gestos también gobiernan. Y a veces, gritan. Ese silencio – el del presidente y el de su corte – fue más ensordecedor que cualquier discurso opositor. Porque cuando el poder calla en los días sagrados, lo que dice es todavía más brutal.

No hay omisión inocente. Hay cálculo. Frío. Y entre el incienso, reapareció un fantasma, resucitó la SIDE. El Gobierno anunció, casi con orguIlo y sin vergüenza, la renovación de la AFI con su nuevo Plan Nacional de Inteligencia. Un nombre nuevo para el mismo monstruo de siempre. ¿Objetivo? Modernizar el sistema. Realidad? Volver al espionaje, pero con tecnologia 5G y etiqueta premium. Mientras te distraen con la motosierra, te plantan un micrófono. Mientras celebrás el superávit, te vacían el WhatsApp.

Y mientras te venden libertad, te archivan hasta los memes. Acá no se combate la casta. Se amplia el archivo. Y mientras tanto, el país se cae como se cae una estanteria vacia: sin ruido, pero con polvo. La economía va de milagro en milagro,pero para el que paga la SUBE y reza frente a la góndola, el único santo que escucha es San Sálvesequienpueda. En marzo, la actividad económica cayó un 8,4%. La industria, un21,2%. La construcción, un 42%. Son cifras que huelen a pandemia… pero sin virus. Solo ajuste. Solo castigo. Solo un modelo donde el último apague la luz.

Y lo peor no es el sufrimiento, es que te digan que estás mejor, y te lo dicen con cara de póker, mientras levantan copas como si la inflación a un digito borrara el hambre; como si el dólar planchado te devolviera el laburo. ¿Superávit? Sí. Pero con muertos en rutas intransitables, hospitales famélicos y jubilados que eligen entre el pan o el ibuprofeno, ¿Libertad? Solo si no hablás. El que protesta molesta. El que piensa, sospechoso. El que disiente, enemigo. Y entonces, en medio de ese cinismo, un arzobispo con más coraje que toda la clase política junta, dijo lo que otros callan: que este pais sangra en la inequidad.

Que no hay república sin justicia. Cuando la Iglesia parece más comprometida con los pobres que los que vinieron a “hacer lo que hay que hacer, algo está podrido. Muy podrido. Y no es el altar. Es el atril. No era la casta, era el control. No vinieron a dinamitar privilegios, vinieron a espiar disidentes, a reprimir la protesta, a convertir al Estado en un gran servidor… de inteligencia. Acá no hay motosierra Hay bisturí para cortar derechos. La SlDE vuelve, el diálogo, no.

Ricardo Raúl Benedetti

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