Arte y Cultura, Teatro

Seducciones

Por Mex Faliero

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Duelo desparejo. Luppi, acertado, y Navarro, demasiado tenso, representan los desniveles de una obra por demás despareja.

Un hombre de unos 40 años está sentado en el banco de una iglesia. En momentos, se realizará una misa en honor a su padre la cual se ve complicada por una tormenta que impide la llegada de más parentela. Pero allí aparecerá un hombre, ex socio del difunto y disparador de una serie de conflictos del pasado que aquel comenzará a saldar. Con actuaciones de Adrián Navarro y Federico Luppi, la obra Por tu padre es un texto menor que se destaca por la presencia seductora de Luppi. Casualmente la seducción es uno de los temas principales de la pieza.

La obra se vio este domingo en un Teatro Roxy colmado, seguramente atraído por la presencia del ya mítico actor. Se trata de una adaptación dirigida por Miguel Cavia del original Adivinhe quem vem para rezar, del brasileño Dib Carneiro Neto. El texto pone a estos personajes -luego pondrá a otro en una instancia que tendrá más de sueño hecho realidad- a debatirse sobre las consecuencias de hechos ocurridos hace 30 años. Sí, obviamente, se incluye la dictadura.

El joven (Navarro) culpa al viejo socio de su padre (Luppi) por haber mantenido una relación con su madre. Lo que no sabe este es que la verdad es mucho más profunda que lo que él imagina: Por tu padre es un título engañoso, si bien es la búsqueda del personaje más joven por descubrir aquello, en verdad lo que se termina redefiniendo es el rol del hijo. De alguna manera, y a pesar de tener 40 años, lo que se podrá observar es el recorrido que realiza hasta una maduración un poco a los golpes. Acaso la obra se anima a cuestionar ¿quién es el culpable, el que hace o el que calla?

Por tu padre es fundamentalmente una pieza sobre la identidad, sobre el derecho a conocer el pasado. Aunque también es cierto que la obra toca muchos temas y no siempre con el mismo nivel de profundidad. Si bien los diálogos no carecen de intensidad, lo cierto es que durante el primer acto se torna una tanto redundante en la necedad del hombre en no reconocer su affaire y la tosquedad del otro en buscar siempre un culpable. Tampoco ayuda la actuación de Navarro, quien obligado por la angustia de su personaje tiene que estar toda la obra en estado de shock y sollozando.

Y esto permite aún más que Luppi se destaque. Uno de los cuestionamientos que le hace el hijo al ex socio de su padre es que sedujo a su madre: precisamente la presencia de Luppi hace eso con el público. Está claro que es más un actor clásico antes que otra cosa, y sobre todo cinematográfico donde importa la cámara y no el gesto: sobre el escenario, el actor se vale de pequeñas modificaciones para componer a sus personajes (le tocan tres) mientras que enfrente tiene a un Navarro crispado y demasiado tenso. En todo caso, Por tu padre termina derivando su suerte a la precisión de sus intérpretes. Y, está dicho, los resultados no son lo parejo que se hubiera deseado.

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