El entrenador de Boca, Miguel Ángel Russo, aseguró este domingo en diálogo con la revista oficial del club que le encanta ser uno de los tres entrenadores que ganó la Libertadores, junto con Carlos Bianchi y Juan Carlos Lorenzo, y palpitó el Mundial de Clubes, donde iniciará su tercer ciclo en la institución el lunes 16 ante Benfica: “Ojalá este equipo sea recordado como los anteriores”.
En la previa a que la delegación vuele este domingo por la noche rumbo a Estados Unidos, con Marco Pellegrino como único refuerzo, el técnico se refirió al podio que comparte con los otros DT gloriosos del Xeneize: “Estar en ese podio me encanta. Dios fue generoso conmigo. Y la gente de Boca también. El hincha siempre, aun cuando yo estaba fuera del club, me demostró mucho amor”.
Además, sobre el presente de la institución, aseguró que “es un lugar a la altura de los mejores del mundo” y reveló la particular presión que recibe de Pedrito, su nieto de 12 años fanático del azul y oro: “Se puso muy contento, pero ya me empezó a meter presión”.
Sobre su trabajo, al igual que lo hizo en la conferencia de prensa de su bienvenida, recalcó: “Nosotros solo ayudamos a potenciar condiciones. El mérito es de los jugadores”. Y también se tomó el tiempo para analizar los cambios en los últimos tiempos y cómo se adapta con 69 años: “No solo los jóvenes, toda la sociedad es distinta, se manejan otras cosas. Uno debe ir acomodándose, respetando una esencia”.
Al mismo tiempo, el DT que lleva dirigidos 633 encuentros finalizó con una crítica hacia los padres de muchos chicos que sueñan con ser profesionales: “Ayer hablábamos de gambeta, hoy de pase. Antes un jugador se quedaba toda su carrera en un club, como me pasó a mí; ahora es imposible. ¿Cómo retenés a un pibe si lo viene a buscar Liverpool? Cambiaron además las relaciones. Los padres en mi época acompañaban a los hijos, ahora quieren salvarse con ellos…”.
