
.Rusia atacó ayer el centro de la capital ucraniana, Kiev, con drones kamikaze iraníes que destruyeron edificios de vivienda. No es la primera vez que Moscú usa la tecnología Shahed que fabrica Teherán: lo hizo la semana pasada cuando decidió ir contra infraestructuras críticas del país vecino, como las centrales eléctricas. Entonces Vladimir Putin había ordenado un ataque con misiles y drones sobre Kiev y otras ciudades como Zaporiyia, Dnipro y Lviv, que dejaron al menos 20 muertos. El presidente ruso dijo que era en respuesta a la voladura del puente de Crimea unos días antes.
Sin embargo, Putin volvió a mentir. El viernes pasado, apenas tres días atrás, dijo que ya no había «necesidad de ataques masivos». «Ahora tenemos otros objetivos», aseguró después de aclarar que no buscaba «aniquilar» a Ucrania. Con el ataque de este lunes, unas tres personas murieron en la capital y miles de personas han quedado sin electricidad en Kiev y las regiones de Sumy y Dnipropetrovsk, según informó el primer ministro ucraniano Denys Shmyhal. Otros movimientos también generan dudas sobre los próximos pasos de Moscú.
En las últimas horas, países aliados de Putin pidieron a sus ciudadanos que evacuaran Ucrania lo antes posible. China, Egipto, Kazajistán, Uzbekistán, Kirguistán, Tayikistán, Turkmenistán, Bielorrusia y Serbia, todos próximos a Rusia, hicieron lo mismo y algunos de ellos cerraron sus embajadas en Kiev. El portavoz del Ministerio ruso de Defensa, Igor Konashenkov, habló hoy de armas «de alta precisión» y «objetivos alcanzados», por lo que no cuadra el ataque sobre el distrito de Shevchenko en Kiev.
.




