Arte y Cultura, Teatro

CRÍTICA / TEATRO: “Radojka”

ESPERANDO A DANKO

Por Virginia Ceratto
(especial para Mdphoy.com)

Chejov recomendaba que si en una obra el protagonista pone un clavo y con eso no sucede nada, deberá colgarse de una cuerda en él al finalizar. Atentos con ese clavo que no diré dónde está. Porque en “Radojka” todo es ajustado, todo concatena, todo es un paso a la próxima peripecia y la sumatoria es un clímax excelente basado en tres pilares: libro, dirección y actuaciones, y con aportes significativos: escenografía que no es la típica de obra apurada para la temporada, vestuario e iluminación.

Y si bien encabezo con Chejov e iré directo a los pasos de la tragedia griega, en el sentido en que la obra comienza con una hamartía, el tropiezo de uno de los protagonistas, esta pieza desafía el binarismo. Pues sí, no es binaria. Acá no hay comedia ni tragedia. Esto es puro entrecruzamiento de géneros que trasciende a lo tradicional y campea con la sátira, la crítica social y el humor negro.

Y de paso, en esa crítica o agudo análisis pone en jaque a la tan mentada sororidad, palabra que remite a los conventos y es que así viven estas pobres minas en ese departamento, con horas de claustro… y fobia. Y no diré más porque nunca adelanto el argumento.

Patricia Palmer, que hace “Radojka” en CABA junto con Cecilia Dopazo es Gloria. Capaz de todo. Práctica, realista, un poco ¿hereje? Tal vez, pero la necesidad, y más en una mujer de entrada edad… entrada en el desamparo laboral, lo explica. Impecable actuación, desde los tonos, los mínimos gestos en los casi apartes reflexivos y la postura. Gloria saca pecho si es preciso.

Victoria Carreras es una formidable Lucía, paradojal nombre para una mina cuya vida es deslucida, tanto, que tiene que tomarse del refranero heredado y la voluntad férrea de su socia para no caer. Una mosquita muerta. Pero… también pondrá el pecho. Y cómo. En sus pasitos de parturienta, sus rutinas domésticas, su miedo… crece. Yo he visto esa Victoria y esa versatilidad en Sardinas Ahumadas… Cambia.

Porque la necesidad, lo he escrito, tiene cara de hereje, porque el hereje es el que desafía la norma, por convicción o por la fuerza del pathos. Porque la vida es lo que otro planea mientras Dios, si lo hay, juega a los dados.

Y aquí vemos a dos actrices de fuste que han sido dirigidas de modo magistral por Diego Rinaldi, quien ha sabido tomar todo lo que pueden dar. Bravo por ese trabajo.

Otro mérito, la escenografía. Cuidada para la obra y por la pandemia. Que no figura en la obra, aclaro. Esa amplitud permite la calma en el espectador, ante otros sobresaltos de la trama y de paso, deja que se luzcan las actrices en el dominio del escenario. Y más, las luces para marcar el paso del tiempo y atenti… acá también con los cambios de vestuario, que tienen contenido.

He escrito que es, en cierta forma, una obra que supera lo binario, y lo es, porque tanto puede ser ofrecida en una sala como el Provincial, como en una under o cualquier espacio alternativo. Y por eso y otras cosas, en algo me recuerda una obra que protagonizaron Urdampilleta y Tortonese, cuyo nombre no diré. Pero que resonará en los teatristas.

En suma, un teatro que sí engalana, con dos animales, Palmer y Carreras, que muestran sus mejores fauces para comerse al espectador en una pieza que también tiene algo de “Arsénico y encaje antiguo”. No por lo de antiguo.

Y un final… para que se caigan los barbijos que se requieren, estrictamente, en la sala.

El título de la obra, que sí, sí, remite a Godot… vayan y vean.

Por favor, imperdible. “Radojka”. No es una típica obra de temporada, es para hacer temporada teatral.

Ovación.

Ficha técnica:

Teatro Provincial de Mar del Plata

Lunes y martes a las 21:30

Con Patricia Palmer y Victoria Carreras. Libro de Fernando Schmidt y Christian Ibarzábal. Dirección de Diego Rinaldi y asistencia de Alan Barceló. Producción ejecutiva de Charly Issa y artística de Martín Gómez Márquez. Producción general Nara Ferragut.

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