El fervor por la trágica represión por parte de la Policía Bonaerense en la cancha de Gimnasia comenzó a quedar atrás y la causa continuará por la lenta vía judicial. Sin embargo, del río revuelto aún quedan barros y ahora un sector de la fuerza se victimiza por lo ocurrido y amenaza con retirarse de los eventos masivos: “que paguen seguridad privada”.
Si bien lo hacen de manera anónima, a través de la polémica página de facebook “Policías Reclamando”, que incitó por ejemplo las revueltas contra el gobierno de Axel Kicillof y Alberto Fernández a fines de 2020, esgrimen una cuestión atendible que se disemina en el interior de la Bonaerense: el monto de las horas extras policiales, tanto CORES (Compensación por Recargo de Servicio) como POLAD (Policía Adicional).
A tal reclamo se suma el Sindicato de Policías SIPOBA que conduce el ex agente Nicolás Masi, quien luego de lo ocurrido aquel jueves en la cancha de Gimnasia apunta a “un exceso de la Policía Bonaerense”, pero señala que hay un eterno malestar en las fuerzas de seguridad por la afectación a eventos deportivos y espectáculos masivos, en los que pasan diferentes gestiones y no son retribuidos como corresponde.
“En el caso de lo que fue el partido con Gimnasia, le estaban pagando a cada policía $807 la hora, cuando le tendrían que estar pagando más de $1500 la hora”, aseguró Masi en diálogo con este medio.
Desde el Ministerio de Seguridad decidieron resolver la emergencia a partir de los fusibles: corrieron a la infantería de los operativos de seguridad y enviaron al UTOI a cubrir los operativos de los siguientes partidos en el Juan Carmelo Zerillo.
Sin embargo, el problema de fondo se mantiene: la Policía Bonaerense sufre falta de efectivos, falta de equipamiento y sueldos apenas por encima de la inflación. “Hoy nosotros tenemos un retraso significativo en materia salarial, y con respecto a la administración pública estamos siempre uno o dos meses atrasado. Como no tenemos paritarias, no podemos discutir sueldos ni condiciones de trabajo”, señaló a INFOCIELO Nicolás Masi.
Sobrecarga laboral y falta de efectivos, una combinación explosiva
Ante esa combinación, varios efectivos buscan diferentes vías para engrosar sus bolsillos. Una de las formas más sencillas es realizar horas extras. En el caso de las fuerzas de seguridad, son dos tipos: las horas de recargo de servicio –CORES- o los adicionales voluntarios para eventos que requieren presencia policial, como partidos de fútbol y recitales –POLAD-.
“El policía está trabajando más de 48 o 52 horas semanales, cuando tendría que estar trabajando 30 horas porque es insalubre, hay un régimen horario que no se cumple. Esto repercute en la calidad del servicio”, señala el titular de SIPOBA. Días atrás, el fallecimiento de dos agentes de la fuerza que volvían de cumplir recargo de servicio volvió a encender la protesta de algunos agentes.
Allí brota otro problema: la falta de efectivos policiales. De los 120.000 o 135.000 que debería haber para un funcionamiento óptimo de la fuerza, en las calles de la Provincia patrullan alrededor de 90.000 efectivos. Algo que el propio gobernador Axel Kicillof marcó como “un problema estructural” que va a llevar tiempo resolver.
En efecto, los agentes no brotan de las raíces, ni caen de los árboles. Su formación lleva entre 6 meses y 2 años de tiempo mínimo, y requiere una inversión constante. Sobre todo, si luego se quieren entrenar fuerzas especiales, como propuso Axel Kicillof para reemplazar la infantería en los operativos de seguridad de espectáculos públicos.
“La academia te da conocimientos básicos. Deberían ser dos años de preparación, seis meses no son suficientes” aseguró Masi. “Además, preparar un efectivo policial requiere también calle, y la calle se hace también con un efectivo preparado. Un efectivo viejo tiene que preparar a uno nuevo”, agregó.
La encomienda del Gobernador de llevar profundas reformas a la Policía Bonaerense, una institución a la que se la ha catalogado como “ingobernable” cuasi autárquica por más de un funcionario o ex funcionario provincial, deberá atender también a los problemas históricos que ha promovido el Estado.
Basta con tomar un recibo de sueldo policial para entender que desde la gestión de León Arslanián se decidió comenzar a emparchar con bonificaciones remunerativas no bonificables los baches salariales ante el aumento de la inflación. Lo mismo ocurre con las horas CORES y POLAD. A partir de esa punta de ovillo, se comprende mejor el conflicto infinito, más allá de las formas cuestionables que tiene la policía para reclamar.
Por Gonzalo Ochoa Martínez
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