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Paulo Dybala habló de su papá y contó la promesa que le hizo cuando era chico: “Seguro está orgulloso de mí”

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El 15 de noviembre de 1993, en Laguna Larga, provincia de Córdoba, nació Paulo Exequiel Dybala, el menor de tres hermanos de una familia superfutbolera. En su cumpleaños número 29, la Joya recordó especialmente a su padre, Adolfo, a quien le cumplió el deseo de que uno de sus hijos brille en la Roma, se convierta en estrella de la Selección argentina e integre el plantel que jugó el Mundial de Qatar 2022.

Adolfo Dybala era hijo de inmigrantes polacos que habían llegado a la Argentina para escapar de la Segunda Guerra Mundial. Además, como fiel hincha de Boca y amante del deporte, el hombre siempre estuvo convencido de que iba a tener un hijo que sería jugador de fútbol profesional. Y parece que no se equivocó.

Y fue por ese deseo tan grande que tenía Adolfo, que luego del triunfo y los festejos de este martes junto a sus compañeros de la Scaloneta, que Paulo aterrizó en Laguna Larga y tras contestar algunas preguntas de la prensa local, confesó que el gol que hizo durante la tanda de penales en la final del Mundial se lo dedicó a su papá.

Dybala, convencido de cumplir la profecía de su padre

Cuando aún era un niño, su padre se enfermó de cáncer. Poco antes de que falleciera, en septiembre de 2008, el pequeño Paulo tuvo una conversación a solas con él. Por entonces tenía 15 años y ya jugaba en las inferiores de Instituto. “Quedate tranquilo, pa. Yo voy a ser futbolista”, le dijo la Joya, como ya lo apodaban en el club de Alta Córdoba.

Dybala rápidamente emigró a Europa. Llegó al modesto Palermo y la “descosió”. A tal punto que la poderosa Juventus dijo “venga para acá” y se llevó al goleador cordobés a cambio de ¡30 millones de euros! . Allí fue multicampeón y figura absoluta hasta su reciente traspaso a la Roma.

Hoy en pareja con Oriana Sabatini, Paulo siempre recuerda a su padre y en el festejo de cada gol alza sus brazos al cielo y le dedica la conquista. “Es un orgullo haberle cumplido el sueño a mi viejo. Lamento que no me haya podido ver en primera ni con la camiseta de la Selección… Pero sé que se sentiría orgulloso de mí y eso me da mucha fuerza”, dijo el delantero hoy.

Cuando le preguntaron si tiene alguna cábala, Paulo contó que antes de cada juego le reza a su padre y le pide ayuda. “Lo primero que hago cuando entro a la cancha es mirar al cielo y rogarle a mi viejo que esté conmigo durante el partido. Sé que el me da fuerzas para que las cosas me salgan bien”, se sinceró.

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