El único intendente PRO sin definirse en cuanto a sus próximos pasos es Guillermo Montenegro. Si lo hicieron en La Plata, Olavarría, Bahía Blanca, Pinamar, donde respectivamente Garro, Galli, Gay y Yezza se manifestaron, entre otros, como Grindetti y Valenzuela, por ejemplo.
Montenegro sigue escondiendo la partida, al punto de ser corrido por derecha por el ex intendente Daniel Katz, quien lo calificó de irresponsable político en una construcción colectiva, si se baja de la reelección. El ex intendente dejó la marca en el orillo en el movimiento transversal K, en los asados con NCK en la Quinta de Olivos.
A Montenegro, no se lo observó demasiado activo en la previa de la definición entre MM, HRL y Bullrich se mostró esquivo, casquivano, prescindente y le dio pista al ruso Rabinovich como oyente en reuniones que se celebraron hasta en Vicente López. Las internas del PRO, por otra parte, no siempre lo encontraron en el bando correcto, como que está curado en salud.
La decisión que medita se encuentra in pectore, es una estrategia darla a conocer el momento adecuado, sin desgaste apostar a ganador a sabiendas que sostener el complicado armado político marplatense, lo tiene sólo por ahora, como un elector de fuste cuando se excluye el análisis de la calidad de gestión. Cae irremediablemente en forma paulatina.
Lo correctamente político en torno a la reelección es decir: “Los vecinos no me hablan de eso” como expresó Montenegro en el programa “Hablemos claro” que conduce Daniel Alvarez por Canal 8.
El intendente vive de la política desde hace 25 años, no sólo la partidaria sino que se inmiscuye en internas gremiales, colegios profesionales y partidos opositores, ahí también juega para dar volumen a su territorialidad. A Montenegro lo ocurrido ayer entre Larreta y Macri, no le resbala sino que lo afecta como a todo el PRO, también lo tiene involucrado como miembro de JxC.
No se trata de algo extraño ni lejano para él, sino que quiere tener la última lectura para jugar su chance, ya las fichas no abundan en su bolsillo, si tenemos en cuenta que la intendencia de General Pueyrredon era una estación en el camino a la gobernación de La Plata.
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