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Ni Riquelme se salvó de la silbatina en La Bombonera

 

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Por primera vez desde que Juan Román Riquelme es presidente de Boca, el enojo de los hinchas fue apuntado hacia su dirigencia. Ni bien Leandro Rey Hilfer marcó el final del partido ante Lanús, los hinchas estallaron. Al ya conocido “Jugadores, la concha de su madre” lo siguió un inédito “La Comisión, la Comisión, se va a la puta que los parió”, que bajó con furia desde los cuatro costados de la Bombonera. La victoria por penales calmó los ánimos, pero parece ser apenas una vida más.

Durante toda la noche se percibió el descontento de la gente, que comenzó con los silbidos a Marcos Rojo, Tomás Belmonte y Alan Velasco cuando la voz del estadio anunció el equipo. Siguió con una primera advertencia, el “Movete Boca, movete”, a los 26 minutos del primer tiempo, cuando el Granate casi se pone en ventaja. Al término del primer tiempo, escaló con más chiflidos para todo el equipo.

La segunda parte siguió en la misma tónica. De a poco, llegaron cánticos más agresivos, como el famoso “Jugadores la concha de su madre” y el “Que se vayan todos, que no quede ni uno solo”, pero el punto de mayor tensión llegó cuando terminaron los 90 minutos.

Sin nombrarlo, porque ningún hincha de Boca lo insultaría, la gente explotó en contra de una parte de la dirigencia comandada por Juan Román Riquelme“La Comisión, la Comisión, se va a la puta que los parió”, fue el cantito elegido para apuntarle a lo que sería el Consejo de Fútbol, compuesto por viejas glorias del club: Raúl CasciniMauricio Serna y Marcelo Delgado.

Y más allá del enojo con todo el equipo y con la Comisión (sic), hubo tres jugadores apuntados a lo largo de todo el partido. Marcos Rojo, Tomás Belmonte y Alan Velasco, los tres silbados al momento del anuncio de los equipos y los últimos dos, al salir reemplazados sobre el final del encuentro.

Al capitán, que otra vez marcó su tiro desde los 12 pasos en una definición (lleva 9 de 9), le facturan, no solo sus desafortunadas declaraciones posteriores a la derrota en el superclásico, de las que se retractó, sino también una larga serie de lesiones y ausencias que se suman a que es uno de los grandes referentes de un equipo que por segundo año consecutivo no juega Copa Libertadores. Su relación con la gente ha tenido varios vaivenes y no parece haber sufrido un quiebre definitivo. El penal convertido lo salvó de una reprobación mayor.

Otro silbado fue Belmonte, específicamente por su nivel futbolístico. El ex-Lanús no está entre los favoritos de la gente, pero tampoco ha tenido un rendimiento significativamente más inferior que el de sus compañeros en estos últimos partidos. De todos modos, también pareciera tener crédito abierto.

Por último, un caso particual: Alan Velasco. El refuerzo de los 10 millones de dólares quedó en la mira por haber fallado el último penal de la serie ante Alianza Lima que dejó a Boca afuera de la Copa Libertadores en la Fase 2. Además, no tuvo grandes partidos y, por ahora, futbolísticamente está definitivamente en deuda.

“Movete Boca, movete” y silbidos en el entretiempo, el enojo de la gente en la Bombonera

Bastaron 26 minutos para que la Bombonera tronara exigiéndole más esfuerzo al equipo. Fue en la primera jugada de peligro de Lanús, cuando Eduardo Salvio llegó a conectar en el área chica pero su remate se fue desviado. La primera advertencia bajó desde los cuatro costados, y se repitió cuando en la última jugada de la primera parte hubo otra situación de peligro para el visitante.

Llegó el descanso y el descontento fue más evidentes. Silbidos para el equipo mientras cruzaba el campo de juego rumbo al vestuario y grito de guerra: “Esta noche cueste lo que cueste, esta noche tenemos que ganar”.

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