
El intendente municipal, quizás tenga otro frente que cubrir puertas adentro (como si ya no tuviera demasiados), porque la lista oficial es de raíces radicales, con Zacarías que va como adjunto y Antonio Gilardi como secretario general a la cabeza.
Se observan bajas y ensayos con mirada de recambio pero son más de los mismos que provienen de la comisión saliente, sólo el viejo truco de cambiar los puestos, lo que fue un manotazo de ahogado por qué supuestamente “Antonio se iba a la FESIMUBO”. Juega su invicto casi en el perigeo de su dilatada carrera sindical.
En la agenda no estaban la Agrupación Marea y La Bordo que tienen bastante para decir. Resultó fuerte su movida para los esquemas del oficialismo, como de las otras listas.
La práctica prebendaria valiéndose de los fueros sindicales valieron por las reelecciones obtenidas. Pero ya ni los choripanes con bebidas en los galpones, más los incrementos inmediatos y arbitrarios otorgamientos de módulos hacen que mueva la aguja de la balanza, tan deteriorada en detrimento de los trabajadores de las distintas dependencias de la municipalidad.
El pacto con el DE colocó contra las cuerdas al salario, con el último incremento que se logró (pero que aún no se cobró) no se vislumbra mejora, sólo expone sus artilugios demagógicos y arcaicos de una miserable y mezquina negociación paritaria.
Ya no toleran los aprietes con delegados a compañeros en las distintas áreas y dependencias para que acuerden el reencasillamiento, concepto que es un derecho adquirido para los trabajadores municipales.
Y un detalle no menor, transcurrieron casi 12 años de la última comisión de reencasillamientos, siendo que la misma debe ser automática cada cinco años, modificando las formas administrativas y legales en más de una ocasión.
Lo mismo ocurrió con los concursos, como la nula adquisición de insumos y elementos de trabajo por falta de oferentes, ante el magro presupuesto para las compras y el letargo en el pago que ya es vox populi entre los proveedores de la ciudad.
Los acuerdos mutearon al STM que adhirió al pacto con Bonifatti, (Montenegro ni los atiende) y hoy el contexto es desbordante, hay mucho reclamo pero escasa gestión gremial y política.
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