Eduardo “Carpincho” García analiza el momento que atraviesa la pesca de merluza fresca en Mar del Plata a pocas horas de recibir el “Yani G” en gradas de Contessi. El nuevo fresquero doble cubierta reemplaza al “Gaucho Grande”.
Hubo un malentendido y llegamos a las oficinas-galpón de Vicarp para hacer la entrevista en el mismo momento en que Eduardo García salía para hacer una diligencia en la Prefectura.
Campera azul, jean y alpargatas al tono, el armador que el sábado a las 11 recibirá, junto a su hija Yanina, el “Yani G”, bautizado en su honor en gradas de Contessi, regresa en el tiempo anticipado cuando se subió a la camioneta para completar los menos de 100 metros que separan su oficina de la del Prefecto Mayor.
“Carpincho”, como le dicen casi todos los que lo tratan, viene con gesto adusto y preocupado que sin embargo no altera su andar parsimonioso. Antes de ofrecer café o agua, revela el nuevo aumento del 20 por ciento que aplican las empresas de servicio de estiba en acuerdo con el SUPA desde ayer, primero de noviembre.
“Los gremios quieren reabrir de nuevo la paritaria que firmaron hace menos de un mes y que tiene cláusula recién en diciembre. Es imposible seguir así cuando el precio del pescado no sé movió nada desde la última vez, cuando abrió Nación para el langostino. Ahora está 350 pesos a fábrica y exportación. El mercado interno no mueve porque muchos especulan con el precio y antes de comprar dólar caro compran pescado barato y tienen stock para cuando suba”, dice el empresario casi de un tirón.
Rodeado de cuadros y objetos de decoración que remiten a la pesca, “Carpincho” solo pierde un poco el hilo vigilando los movimientos del fotógrafo. Con el correr de la charla hasta ofrecerá posar con Yanina y María Soledad, su hija mayor. “La jefa de todo”, como la define entre risas.
Si todo está tan mal, entonces, ¿por qué la actividad de la flota es muy parecida a años anteriores?
EDUARDO GARCIA: Es que nadie se detiene para hacer un número. Con lo que subió el combustible, la propia estiba, el salario de los tripulantes, los costos de reparaciones, el canon por uso de puerto… Pero ves a tu alrededor y todos mis colegas desesperados sacando los barcos. La verdad es que no sé cómo hacen para seguir funcionando. No hay un tipo que diga que en esta marea que fui a pescar tal cosa, ganamos tanto. No… salgamos a pescar, vamos a pescar… lo único que importa.
¿Cómo es la cuenta de ustedes?
EG: Muy complicado. Hoy el gasto del varadero no lo contás, tampoco las reparaciones grandes ni las roturas grandes. Te pasó algo con un barco y no lo levantas más. Bajo ahora el “Marerejada” del varadero porque debía renovar certificados y no quiero ni pensar en lo que me va a salir. Le dije al astillero que ahora estaba cumpliendo con lo del barco nuevo y me entienden…. La gente de Contessi es espectacular… Menos mal que no me metí en un crédito para hacer el buque. Fue todo inversión personal, de la familia. Acá trabajo con mis hijas. Llego todos los días a las seis de la mañana, mis hijas a las ocho y le metemos todo el día.
¿No hubiese sido mejor financiarse con una tasa subsidiada?
EG: No creo, yo la verdad pienso que, si hacés los números finos, esas tasas no terminan conveniendo. Que el seguro, garantías… cuando te querés acordar ya estás en un 140% de interés. No te subsidian nada.
¿Cuál será el futuro del Gaucho Grande?
EG: Venderlo cuando pueda a alguno que tenga que reemplazar el barco o proyecto de reformulación. Es un barco que funciona y seguirá funcionando hasta que pueda terminar todos los papeles del nuevo barco; sacar la matrícula, superar las inspecciones de Prefectura… Estoy en negociaciones con alguien del sur, pero hasta ahora son charlas, nada concreto todavía.
¿Qué características tiene el “Yani G”?
EG: Es muy parecido a los Huafeng, al Niño Jesús de Praga, doble cubierta, es un poco más chico, creo que tiene 25,70 de eslora… La gente trabajará mejor, con cintas para el pescado que va a estar más cuidado. Pero yo me arrepentí muchas veces de haberme decidido a renovarlo. No sé, este tiempo tan malo para la pesca es como que no me motiva. Otros en mi lugar seguro harían una fiesta tremenda, pero para nosotros no es más que una herramienta de trabajo que permitirá hacerlo mejor, más seguros, la gente más cómoda a bordo, pero no deja de ser eso, una herramienta nueva. Como lo fue en su momento el “María Gloria”, que lo construyeron en 2008, el aniversario se cumplió hace unos días, en reemplazo del “Cometa”, un barco que le compré a Piergentilli.
¿Cuánto hace que está en la pesca?
EG: Como armador desde 1999; antes tuve empresas de estibaje y raschinaje. Nos iniciamos con Vicarp comprando el barco que te dije recién, el Cometa. La pesca siempre ha tenido este tipo de ciclos, altos y bajos, pero te digo la verdad, para mí esta es la peor crisis de todas. Hoy ni gasoil tenés para moverte. Querés comprar un grillete para el barco ¡un grillete! y no hay, no hay motores, no hay freón, no hay insumos de ningún tipo.
¿Cómo hizo con los elementos del nuevo buque?
EG: Los fuimos comprando de a poco. Inclusive hay algunas SIRAS que no me autorizaron y me dio una mano grande la empresa de motores. Le puse un Caterpillar 3500 y para importarlo fue un parto. Los secundarios son dos Cummins. Cuando inicié las conversaciones el dólar estaba cerca de 80 pesos. Yo tampoco sé cuánto me terminará costando el barco. Lo proyectamos en 2019 y arrancamos después ya con pandemia… Los tiempos se alargaron un poco por este motivo, pero demasiado hicieron todos para seguir trabajando.
Después de escucharlo decir que se arrepiente, ¿debo entender que no van a renovar al Marejada?
EG: No renovamos nada más. Tengo setenta años. Ni loco vuelvo a repetir este camino. Saber que vamos a estar mejor dentro de unos meses es hacer futurología. En algún momento pensé en reformular algún permiso con una lancha amarilla para el “Yani G” y quedarme con los barcos como hicieron otros, pero después lo pensé mejor. Con mis tres barcos tengo merluza, langostino irrestricto, qué me voy a complicar con cosas raras; a esta altura de mi vida ya no quiero renegar más.
¿La actual administración lo ha hecho renegar?
EG: No, no sé si renegar. Lo que sí, me he cansado de pagar multas. No esta temporada de langostino en Nación porque fue tan mala que creo que no deben ni querer sumarles problemas a las empresas. Estoy terminando de pagar las de 2022, estaba lleno de multas… por exceso de peso, pescar de noche y la duración de la marea. No es que los armadores aprendimos después de ese año, porque nosotros no mandamos a nadie a hacer infracciones. Los capitanes tomaron conciencia porque ya los sumariaron. Igual hay otros problemas que no se resuelven. Podemos traer 3 por ciento de abadejo y hay veces que venimos con más porque no vemos bajo el agua. Si en un lance entran 150 cajones, no los tiro, los traigo y pago la multa. Hay veces que se pesca merluza y aparece el abadejo. Vos ves la multa y te querés morir. Hemos pagado multas que eran de 15 millones; nos allanamos y pagamos la mitad, pero igual es muchísimo dinero. Acá tienen que hacer las cosas diferentes creo yo, pero Mar del Plata no interviene en el Consejo Federal Pesquero. Ahí se hace lo que piden en el sur.
¿A qué se refiere?
EG: Ellos no tienen permiso ni para bicho bolita, pero pueden pescar magrú, anchoíta. Todo pueden pescar y cuando quieren. Ahora hace poco el representante de Chubut hizo una reserva de no sé cuántas toneladas de magrú, cuando en su vida pescaron magrú. Yo tendría que estar pescando magrú pero no puedo porque tengo que cumplir con la cuota de merluza. Me quedan más de mil toneladas… pero no puedo pescar especies pelágicas que se pagan un poco mejor.
¿El hecho de que algunos barcos si puedan pescar anchoíta y magrú no hace que baje la oferta de merluza y suba el precio?
EG: No, para nada. La merluza está estancada. Puede subir cuando hay mal tiempo y los barcos grandes están adentro. Vos llegás y vas a tener demanda de mercado interno que son los que marcan la huella, pero hoy el mercado interno no existe. Podes llegar a vender el 10 por ciento del barco y qué hacemos con eso.
¿Pero por el precio no les conviene vender más a mercado interno…
EG: No, no funciona así. Si vos entregás a mercado interno lo dejás sin materia prima al señor que hace exportación y te compra todo el año. Al otro viaje ese de mercado interno no te compra y ¿sabés el del frigorífico dónde te va a decir que te metas el pescado? No es fácil… Los que han querido hacer sumar la planta deben estar también en problemas. Si me quiero hacer el exportador sabés cómo me va… tengo que salir a buscar corte, luego tengo que salir a congelarlo y luego a buscar dónde lo guardo. Cuando lo tengo ya en cajas, listo para exportar, me sacaron el 50 por ciento del peso del pescado y me cambiaron el 100 por ciento del pescado. Ese problema está. Es el negocio de Andrés, compro a siete y vendo a tres; ese negocio no existe. Hay capacidad instalada pero no hay personas de confianza.
Me resulta extraño que después de veinte años de estar en el sector no encuentre gente de confianza.