El diputado Máximo Kirchner volvió a cuestionar ayer el acuerdo entre el Gobierno y el Fondo Monetario Internacional (FMI) y envió un mensaje al presidente Alberto Fernández, al advertir que “si alguien se enoja” por la postura del kirchnerismo, entonces “hay que ir a elecciones y que la sociedad defina”, en un aparente mensaje al presidente Alberto Fernández, al que no mencionó.
“Aquellos que fuimos marcándole al gobierno cuáles eran los problemas, como el acuerdo con el FMI, tenemos que saber clavar los tacos en el piso y decir no. El acuerdo era malo y esto lo saben todos. Argentina tiene una curva de vencimientos por delante que agobia. Y si alguien se enoja, que se enoje, vamos a elecciones y la sociedad define”, sentenció.
Máximo Kirchner hizo estas declaraciones en la marcha de La Cámpora desde la exEsma hasta la Plaza de Mayo, como parte de los actos para recordar el último golpe de Estado.
El discurso del también titular del PJ bonaerense estuvo plagado de mensajes para el propio gobierno y también para la oposición. Ante militantes camporistas que le pusieron un micrófono para que hable arriba de un micro que encabezó la caravana de la organización, sostuvo en tono desafiante: “Muchos dicen que el problema son los argentinos, pero el problema son los dirigentes que claudican”.
Las declaraciones de Máximo Kirchner fueron en la misma línea de Andrés “Cuervo” Larroque, exsecretario general de La Cámpora y nuevo referente de la agrupación La Patria es el Otro, que más temprano había asegurado que “ya quedó atrás” la posibilidad de que Alberto Fernández se postule para la reelección. El clima político que se respiró esta jornada entre los militantes camporistas fue de rechazo a la “proscripción” de Cristina Kirchner, como la vicepresidenta se autopercibe tras la condena en la causa Vialidad.
La “invitación” de Máximo Kirchner al Presidente a competir en las PASO del Frente de Todos es, en rigor, la constatación de que el peronismo se encuentra dividido en al menos dos sectores a la hora de definir las candidaturas principales de cara a las próximas elecciones. Uno de ellos está referenciado en Cristina Kirchner -aunque la vicepresidenta todavía no modificó su decisión de no ser candidata este año- y el otro en Alberto Fernández, pese a que el Presidente tampoco confirmó si se postulará o avalará la emergencia de un candidato “muletto”, como podría ser el embajador en Brasil, Daniel Scioli.
En el medio de esta interna también se encuentra el ministro de Economía, Sergio Massa, quien aun no definió si será candidato presidencial este año, pero mantiene una buena sintonía con el kirchnerismo y tuvo en los últimos días varios cortocircuitos con el presidente Fernández y los funcionarios de la mesa chica de la Casa Rosada.
En este escenario interno, que presenta la paradoja de que el kirchnerismo rechaza políticas del propio gobierno que integra, Máximo Kirchner fue la figura central de la marcha camporista por el 24 de marzo, que también incluyó al ministro del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro, y al gobernador bonaerense, Axel Kicillof, además de la nueva secretaria general de La Cámpora, la legisladora porteña Lucía Cámpora.
“A veces hay un conformismo alarmante, que va a conducir a grandes dolores a los ciudadanos argentinos. Cuando uno ve las condiciones que impone el FMI y lo que hizo el macrismo en materia de endeudamiento, que es criminal, y que hasta acá ningún juez ha puesto el ojo en ellos, bueno (…). Además, viene el FMI a explicarnos cómo manejar la economía mientras se caen los bancos en Estados Unidos”, lanzó Máximo Kirchner.
El hijo de la vicepresidenta, que renunció a la jefatura del bloque de diputados del Frente de Todos cuando el gobierno alcanzó el acuerdo con el FMI y lo envió al Congreso, dedicó además un párrafo a cuestionar que “el partido judicial y el macrismo desgastaron y persiguieron la figura de Cristina” entre 2015 y 2019 para “condicionarla o hacerle perder potencia electoral”. Según su razonamiento, como no lo consiguieron y el peronismo volvió al poder, ahora “sí la quieren proscribir”. Esa fue, justamente, una de las principales consignas de la marcha camporista, vinculada a una cuestión electoral antes que a recordar el 24 de marzo. (DIB)
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